Después de 5 años de recesión parece que la situación de la zona euro está comenzando a cambiar y se estima que para los años venideros se acentué una recuperación. Lo anterior es producto de los datos positivos de crecimiento que han presentado Alemania y Francia gracias a aumentos en gasto público y de los consumidores respectivamente.
Foto: www.sxc.hu (Autor:Michael & Christa Richert)
Los 17 países que tienen la misma moneda: Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Malta, Países Bajos y Portugal, iniciaron el año como habían concluido el anterior: en franca recesión, convirtiéndola en la recesión más duradera y aguda del euro, con la caída del 0,2% del PIB en la eurozona.
La crisis comenzó con la difusión de rumores sobre el nivel de la deuda de Grecia y el riesgo de cesación de pagos de su gobierno. Se hizo público que durante años el gobierno griego había asumido deudas profundas, gastando sin control, lo cual infringía los acuerdos económicos europeos. Cuando llegó la crisis financiera global, el déficit presupuestario subió y los inversionistas exigieron tasas mucho más altas para prestar dinero a Grecia.
Todos los países de la eurozona se vieron afectados por el impacto que tuvo la crisis sobre la moneda común europea. Hubo temores de que los problemas griegos en los mercados financieros internacionales desataran un efecto de contagio que hiciera caer los países con economías menos estables de la eurozona como Portugal, Irlanda, Italia y España que, como Grecia, tuvieron que tomar medidas para reajustar sus cuentas.
La zona euro afronta un camino desigual e inestable hacia la recuperación, marcado por un desempleo en cifras récord y las medidas de austeridad en los países de la periferia que necesitan acelerar las reformas destinadas a impulsar el crecimiento y crear nuevos empleos.
En Alemania, un factor favorable ha sido la demanda interna, gracias a este estímulo y a un gasto público aumentado, ha podido crecer 0.7% en el segundo trimestre de este año. La estabilidad económica es un valor muy apreciado.
Por otro lado, la economía francesa se expandió un 0,5%, saliendo de una recesión poco profunda y consiguiendo su mejor dato trimestral desde inicios del 2011. El crecimiento se vio impulsado por el gasto de los consumidores y la producción industrial, aunque la inversión volvió a caer.
Para el año que viene las proyecciones de los analistas son de una recuperación más sólida, siempre que se eviten nuevas crisis políticas y unas turbulencias perjudiciales en los mercados.