El primer semestre del año fue negativo para los establecimientos de crédito. El menor dinamismo del consumo de los hogares y la difícil coyuntura que atraviesa el sector real condujo a que el desempeño de la cartera crediticia se viera golpeado, tanto en su crecimiento como en el deterioro de su calidad. No obstante, el comportamiento para el segundo semestre tuvo un cambio de rumbo, impulsado por la política monetaria expansiva asumida por el Banco de la República y por la recuperación de la confianza del consumidor, situación que conduce a una mejora en las perspectivas para el año próximo.
Fuente: DANE
El contexto de desaceleración económica del país ha sido el aspecto que explica el desempeño del sector crediticio, representando la causa de su menor dinamismo y de la presión sobre los indicadores de calidad de los activos. Una de las constantes en lo corrido del año ha sido el deterioro de la calidad de la cartera de los establecimientos de crédito, siendo la respuesta de los consumidores frente a la desaceleración económica. Adicionalmente, las situaciones ya conocidas de Electricaribe, Saludcoop y el caso de Ruta del Sol, han sido factores determinantes para el desempeño de la cartera en 2017.
Uno de los eventos más relevantes para el sector es la nueva metodología para la estimación de la tasa de usura, la cual, tras una petición realizada por el Gobierno a la Superintendencia Financiera con el fin de transmitir de forma más ágil de la política monetaria del Banco de la República, se comenzó a estipular mensualmente, situación que no fue bien acogida por los establecimientos de crédito, y si por el gremio de los comerciantes, Fenalco.
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Según Asobancaria, para el 2018 el nivel más probable de crecimiento de la cartera total sería de 6,8% real, presentando una aceleración de 1,1 puntos porcentuales respecto a 2017, producto de un mejor panorama económico y un balance de riesgos más acotado. Para el gremio, este resultado sería soportado por un notable repunte del microcrédito y un impulso de la cartera comercial y de consumo, que crecerían 6,3% y 7,3%, pues en lo que respecta al segmento comercial, la reactivación de los canales de inversión, que permitirán materializar una expansión de la formación bruta de capital más contundente, favorecería el mayor crecimiento de la cartera comercial.
La inclusión financiera es uno de los objetivos del sector. Colombia, tiene más de 363.000 puntos de acceso a productos financieros y en 2015 terminó con 75% de los ciudadanos con al menos un producto financiero, de acuerdo con Asobancaria. En ese sentido, la meta 2018 es llegar a 85%, por lo que la banca tiene importantes retos para tener un sistema mucho más inclusivo.
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