La coyuntura actual que rodea el mercado financiero nacional, situación determinada por el tema de libranzas, genera incertidumbre sobre el futuro de este vehículo de inversión, lo cual obliga a retomar escenarios anteriores en donde se vieron afectados otros tipos de productos financieros.
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La recordada crisis de Interbolsa dejó no solo miles de inversionistas afectados, sino también múltiples dudas sobre el correcto desempeño y vigilancia de las instituciones estatales correspondientes y una desconfianza general sobre el poder manipulador del mercado bursátil nacional por parte de agentes privados. No obstante, esta situación comprometió especialmente a los REPOS como vehículo de apalancamiento, ya que su uso intensivo en el proceso ya conocido de Fabricato concluyó con la formación de “una gran bola de nieve” que arrasó con el capital de inversionistas y bancas de inversión, pues en su momento los repos de este activo representaron el 20% del total del mercado, cifra que denota su relevancia.
Es importante recordar que los repos son operaciones de venta con pacto de recompra, en la cual un inversionista que necesita liquidez, transfiere o cede a otro (banco o persona natural) temporalmente la propiedad de un determinado paquete de acciones de una empresa a cambio de una suma de dinero. Al vencerse el plazo, quien otorgó el préstamo se compromete a devolver las acciones, tras recibir la totalidad del dinero del crédito, incluidos los intereses pactados.
Sin embargo, a pesar del desprestigio generado en este instrumento luego del desenlace conocido, su utilidad para los inversionistas continúo siendo clave para sus estrategias, por lo que su uso se mantiene bajo mayor regulación.
Por su parte, otra situación que involucró un producto financiero fue el desfalco de la firma Factor Group; en esa ocasión el instrumento de inversión desvirtuado fue el factoring, pues la compañía era reconocida como la de mayor importancia de dicho segmento en el mercado nacional. Esta coyuntura no causó mayor revuelo en comparación a la situación anterior, no obstante, a pesar de la relevancia de este vehículo para toda compañía que priorice liquidez, el negocio fue afectado dada la desconfianza transmitida. Esto ha obligado a entidades reguladoras a ejercer mayor control, esperando evitar adversidades y dinamizar el mercado financiero colombiano.
Ante estos casos surge cierta incertidumbre sobre el futuro de la compra de libranzas como instrumento de inversión, pues el escenario descubierto luego de la liquidación de Estraval, Elite y otras compañías extra bancarias, da pie para suponer el fin de este. No obstante, si la entidad reguladora, en este caso la Superintendencia, decide entablar un importante control sobre esta actividad, la probabilidad de supervivencia incrementa, pero seguramente sin la misma rentabilidad exhibida en meses anteriores. Además, es importante apreciar que el tema de libranzas que se encuentra en entredicho es su adquisición como inversión, pues el uso de estas como vehículo de colocación por parte de entidades bancarias no presenta hasta el momento algún tipo de riesgo generalizado.
En conclusión, los diferentes escándalos financieros a raíz de la mala administración de capitales han impactado directamente la evolución o correcto desempeño de los instrumentos de apalancamiento o inversión asociados, lo cual no solo interrumpe la diversificación y dinamización del mercado financiero local, sino que desprestigia su uso y la posible utilidad que puede generar al inversor.
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