Coltabaco, bajo la compañía multinacional Phillips Morris, no ha sido la única que ha cerrado operaciones en el país en los últimos años, por lo que se vuelve un caso para analizar, dado que la salida de grandes compañías globales que tenían franquicias en Colombia es un reflejo de la confianza de la inversión extranjera en el país.
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Mars, compañía estadounidense que se dedica a la producción de productos alimenticios para personas y animales, bebidas y chocolates, ha anunciado que en julio del presente año cerrará su planta en el departamento de Atlántico donde producía alimentos secos para mascota de las marcas Pedigree y Whiskas y comenzará a importarlos. Según la propia compañía, el cierre de su producción se explica por la caída del mercado venezolano que frenó el volumen de producción que tenían, por lo que se buscó simplificar el negocio. Antes de estos dos casos, el más reciente era la marca de donas Krispy Kreme, también de Estados Unidos, que cerró sus 9 puntos de venta y solo estuvo 4 años en el país. En este caso, por la fuerte presencia de la competencia que no le permitió consolidarse.
En el 2016, La marca de ropa juvenil Aeropostale, que llegó en 2013, liquidó las 5 tiendas que tenía en el país. Banana Republic y GAP, pertenecientes al mismo sector, también se retiraron en ese mismo año. Los argumentos en su momento fueron por la devaluación del peso frente al dólar, ya que su filosofía son productos de bajo costo, lo que les impedía cumplir su promesa de valor, al igual que la desaceleración de la economía y también la fuerte presencia de otras marcas internacionales. Y Riplay, compañía chilena de tiendas por departamentos no tuvo los resultados esperados ni las garantías que requería para enfrentar la competencia.
Otros casos relevantes son los de la multinacional Mondelez, de Estados Unidos quienes son fabricantes de varios productos reconocidos como Chiclets Adams, Sparkies, Trident y Búbbaloo. Tenían una fábrica con 480 personas en Cali, la cual fue cerrada en 2015.
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Y si se sigue recordando, Bayer, la compañía farmacéutica alemana, decidió trasladar su operación y exportar sus productos a Colombia y la Compañía Colombiana Automotriz (CCA), ensambladora de los automóviles Mazda que cerró en 2014.
La desindustrialización que vive el país es un llamado para que se busquen inversiones y que estas se asienten en el país. Muchas empresas que tenían su operación en Colombia buscaban abastecer además mercados del área andina, como lo son Venezuela, Ecuador y Perú, pero estos han perdido su dinámica.
Otro factor importante ha sido la devaluación del peso colombiano, lo que ha obligado a las marcas a tomar decisiones drásticas y fijarse en otros países como su centro de operación, como México, con quien se cuenta con un tratado de libre comercio, y la producción queda libre de importación, por lo que, empresas que vienen a radicarse en Colombia con ventajas competitivas y una proyección económica ascendente, también las encuentran en dicho país, por lo que se vuelve más conveniente importar los productos, que producirlos.
Aunque en el mundo globalizado en el que nos encontramos, podría considerarse normal que las multinacionales cambien de ubicación en sus operaciones y busquen ser más competitivos, se debe hacer un esfuerzo para retenerlas, ofrecer condiciones atractivas, preservar los puestos de trabajo y la mano de obra calificada. Incentivar la renovación tecnológica y conservar el objetivo de la proyección económica favorable y positiva en el largo plazo para la estabilidad del país.
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