A través de los años, el agro en Colombia ha contado con importantes limitantes para su correcto desempeño y evolución. A la concentración de la tierra, la baja tecnificación del campo, la limitada educación de la población rural, entre otros factores negativos característicos del sector, se suma la disminución y envejecimiento de la población en estas áreas, lo cual genera incertidumbre ante un escenario de baja oferta laboral en el sector, atrayendo mayores problemáticas a la actividad económica.
Fuente: Pixabay
Hace pocas semanas, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó su más reciente informe sobre el panorama laboral del campo en América Latina. Allí resaltó que el 20% de la población de la región reside en el campo, situación alarmante, pues pasó de representar 58% en 1950 (94 millones de personas) a tan solo 20% en 2015 (123 millones de personas), y se prevé que para 2100 la cifra sea de 65 millones de personas, es decir, solo el 9%.
Esta importante migración de la población rural hacia lugares urbanos se debe especialmente a la alta tasa de pobreza presente en estas zonas, ya que, según la OIT, la tasa de pobreza rural es de 46,2%, afectando a 60 millones de personas y doblando la tasa de pobreza urbana, que es de 23,8%. Adicionalmente, en el caso colombiano, este hecho es auspiciado por los múltiples conflictos que se desarrollan en dichas áreas, incrementando el nivel de desempleo y migración hacia territorios urbanos. Sin embargo, contrario al nivel de pobreza que se presenta, el desempleo en el campo es ampliamente menor a lo presenciado en lo urbano, pues la tasa promedio regional de desocupación de 3,1 % es menor a la urbana, de 6,9%, lo cual, según el informe, se explica por la precaria situación que se experimenta y la necesidad latente de trabajar en búsqueda de mayores ingresos.
Sin embargo, existe otro factor que genera mayor incertidumbre sobre el desempeño futuro de la actividad en la región, en especial en Colombia, ante los diferentes movimientos y políticas a implementar por el Gobierno Nacional en búsqueda de obtener mejor comportamiento del sector agro, como es el caso del envejecimiento de la población; según la OIT, para el 2015 tan solo el 18% de la población rural en la región es joven, lo que es alarmante, pues En 1950 la población joven representaba el 40 % de estas zonas. Adicionalmente, dicha organización estima que para 2100 tan solo el 10% será menor de 24 años, mientras que una de cada tres personas será mayor de 65 años.
Otro dato que resalta la compleja situación que vive la sociedad es que en el 2005 el 64,2% de los hogares rurales colombianos tenían niños menores de 15 años, mientras que la cifra actual es apenas del 50%, lo que revela un panorama sombrío para el agro y permite concluir esta situación como resultado de las escasas oportunidades que brinda el campo.
Esta coyuntura se enfrenta ahora a los diversos planes gubernamentales en pro del desarrollo del agro colombiano, entre ellos la Reforma Rural Integral plasmada en los acuerdos para el fin del conflicto armado con las Farc EP, lo cual, en el mediano o largo plazo, se convertiría en la mayor limitante para su correcta ejecución. Es por ello que las diferentes organizaciones nacionales e internacionales claman por una urgente solución a las diferentes problemáticas existentes en el campo colombiano, con el fin de generar y recrear esa antigua atracción que presentaba las diferentes actividades económicas con base en las zonas rurales, convirtiendo esta población en un eje real y fundamental de la economía nacional.
Artículos Relacionados:
Balance de la Economía Colombiana: ¿Referente de la Región?
Impacto en el Sector Agrícola del Acuerdo de Paz
Las Amenazas para el Desarrollo Económico de Colombia y América Latina
