Desde los años cuarenta, las administraciones públicas de Bogotá han esbozado diversos planes para la construcción de una línea de metro. La primera propuesta fue realizada por el alcalde Carlos Sanz Santamaría, quien pretendía reemplazar el sistema de tranvías de la ciudad por un metro. Luego de setenta años, el alcalde Enrique Peñalosa recibió el apoyo del Gobierno Nacional para iniciar la obra, que se calcula requerirá una inversión total de 22.3 billones de pesos, de los cuales la alcaldía destinará 7.1 billones en vigencias futuras, mientras que el restante será aportado por el Gobierno Nacional. (Metro de Bogotá: ¿Por fin?)
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A pesar de que en 2016 el Gobierno Nacional comprometió los recursos para el inicio de las obras, su licitación solo será posible a partir de septiembre del presente año debido a las diferencias entre el trazado propuesto por la alcaldía de Gustavo Petro, quien planeaba un metro subterráneo, y el del alcalde Peñalosa, quien se decanta por un metro elevado. Esta diferencia de criterios retrasó la obra, ya que el nuevo trazado del sistema de transporte requería de nuevos estudios de factibilidad, los cuales demoraron más de un año.
Otro procedimiento que rezagó la ejecución de la obra fue la licitación. Como explicó el gerente del Metro de Bogotá, Andrés Escobar, en una entrevista del 2018, los retrasos se deben a la complejidad del proyecto, así como a la dificultad de cumplir con los estándares internacionales de contratación pública. (¿Qué Está Pasando con la Infraestructura en América Latina?) Por este motivo, la adjudicación de la licitación que se tenía prevista para principios de 2019 se aplazará para el segundo semestre del año.
Con todos los atrasos, solo en febrero pasado se logró realizar la preselección de las empresas que cumplen con las condiciones para la ejecución del proyecto. Entre los requerimientos para precalificar se encontraban una experiencia probada en al menos dos proyectos tipo metro y un patrimonio neto superior a los 1.750 millones de dólares. Para la construcción del Metro de Bogotá se presentaron un total de siete empresas, las cuales son, en su mayoría, consorcios de compañías locales e internacionales.
A partir de la selección inicial, se le entregó a cada una un pliego de licitación, el cual expone todas las condiciones para ser elegida. Una vez estudiado el pliego, cada empresa realizará una oferta y aquella que resulte más atractiva será seleccionada. Esta compañía no solo estará a cargo de la infraestructura necesaria para el funcionamiento del metro, sino que será responsable de proveer los vagones, rieles, maquinaria electromagnética y operar el sistema por al menos veinte años. Así mismo, tendrá la responsabilidad de gestionar recursos por un billón de pesos ante la banca para la financiación inicial de la obra.
Si todo continúa de acuerdo con el cronograma propuesto por la alcaldía, las empresas calificadas recibirán el pliego de licitación en mayo y la obra será adjudicada en septiembre. La mayor preocupación es que surja un nuevo retraso, lo que trasladaría la elección del consorcio a la próxima administración.
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