A mediados de mayo del 2013 Colombia propuso ante la Reunión del Concejo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) empezar un proceso formal para hacer parte de la organización. Pero, ¿cuál es la razón para querer hacer parte de esta? La OCDE está conformada por 35 países que buscan promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de sus poblaciones, donde los gobiernos pueden trabajar conjuntamente y así medir la productividad y los flujos globales de comercio e inversión. Como está definido por la OCDE, esta es “una relación de beneficio mutuo”.
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A pesar de llevar un proceso de 5 años, en el que Colombia ha trabajado para cumplir con 23 requisitos impuestos por la organización, las conversaciones no se han podido concretar. Recientemente, han salido a flote tres temas pendientes de ser aprobados por los miembros de la organización. A Colombia le hacen falta políticas claras en la propiedad intelectual, una mejora en los problemas de chatarrización y de renovación del parque automotor, y, por último, pero no menos importante, cambios en el sector farmacéutico.
Existe entonces, una puja por los intereses de las empresas de los países perteneciente a la OCDE, especialmente de Estados Unidos, siendo la industria farmacéutica de las más interesadas en las políticas que Colombia tiene referentes al sector, pues actualmente el Ministerio de Salud posee un sistema de regulación de precios a los medicamentos, afectando el desempeño y los ingresos de este gremio.
Por una parte, treinta organizaciones de derechos humanos de EE. UU. y Latinoamérica apoyan las políticas que posee Colombia respecto a los medicamentos, pues garantizan beneficios sociales para el país. La primera se refiere a que nuevos medicamentos genéricos entren al país con precios más asequibles para enfermedades de alto costo, y la segunda está relacionada con la regulación de precios de los medicamentos que ya se encuentran en el mercado, incluso medicinas con patente, como el caso de Glevec, un medicamento contra el cáncer.
Por otro lado, un representante comercial de Estados Unidos envió una carta a la ministra de Comercio, María Lorena Gutiérrez, asegurando que las políticas que Colombia tiene para los farmacéuticos no beneficial al mercado estadounidense, ante lo cual solicitó un espacio propicio para hablar, antes de que ellos, como Estado miembro de la OCDE, se manifestaran respecto a la solicitud para entrar a la organización. En este caso, se indicó que el artículo 72 del Plan Nacional de Desarrollo no era claro en lo relacionado a la política de control de precios y el registro de medicamentos, por lo que se presentó un decreto que aclara que son dos procesos independientes.
De esta forma, es el gremio farmacéutico estadounidense quien está limitando el ingreso de Colombia a la OCDE. El país ha cumplido con los compromisos para formar parte de la organización y las presiones que ejerce Estados Unidos no son válidas; el país tiene claro que no se deben cambiar las políticas que benefician a la sociedad. La regulación de los precios de medicamentos no debería afectar los resultados de un arduo trabajo que se ha efectuado en los ámbitos social y económico en los últimos años. Pero incluso, si por un aspecto como ese no se lograra el objetivo de ser parte de esta organización, no habría arrepentimientos.
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