Desde el año 2008, la economía mundial, y desde luego la nacional, inició un periodo de debilidad que le salió caro a reconocidas instituciones, como Lehman Brothers, hoy desaparecida. Cuando se creía que comenzaba la recuperación, llegó el descenso abrupto en el precio de las materias primas, siendo el petróleo uno de los más golpeados, propiciado por la disminución de importaciones del mineral por parte de Europa y el auge en la producción de Estados Unidos con la aprobación de la metodología del fracking. Sin embargo, apartando la sombra del petróleo, quedan otros hechos que profundizaron la difícil situación: la desaceleración de la economía China, la monumental e inestable deuda de algunos países europeos, la guerra del medio oriente y la resultante batalla de divisas.
Aunque pareciera que no, la reciente situación global fue similar a la de otros tiempos. Para entender su profundidad, basta con observar el comportamiento de las exportaciones nacionales. En este sentido, al comparar el cuatrienio comprendido entre 2012 y 2016, éstas presentan una caída cercana al 50%, un comportamiento similar a los vividos en momentos económicos reconocidos en la historia, como fueron la Guerra de los Mil Días y la Gran Depresión (Ver Gráfica 1.).
Fuente: Presentación Fedesarrollo. Cifras recientes Banrep y Fedesarrollo. Cifras de la Gran Depresión según Banrep–GRECO, Torres García (1970) y Urrutia (2016). Cifras de la Guerra de los Mil Días: Mc Greevey (1975) y Junguito (2017). Gráfica de Sectorial.co
Lo anterior deja ver que Colombia no ha sacado provecho de la fortaleza del dólar frente a la moneda nacional, la cual inició a la par de la caída de los precios del petróleo. Entre las razones, hay fundamentos tanto externos como internos, entre los que sobresalen los fenómenos de El Niño y La Niña, y la falta de competitividad, derivada de la mano de obra no calificada, la falta de innovación y el bajo uso de la tecnología en los renglones principales de exportación. Así se ha pasado el tiempo y apenas se visualiza el potencial del país en cadenas productivas diferentes a los decaídos minerales y combustibles fósiles, como las flores: rosas, hortensias y claveles; las frutas: el aguacate, la piña, el mango y el banano; el café, que lucha de nuevo por posicionarse; el cacao y algunas manufacturas derivadas del plástico (Ver Gráfica 2.).
Fuente: Dane. Elaboración de Sectorial.co
Bajo un nuevo panorama mundial, con las expectativas de recuperación que muestran importantes economías y la visión que ahora se tiene de otros sectores productivos del país, se espera que las exportaciones inicien un proceso de repunte y favorezcan la disminución del déficit en el comercio internacional.
Como reto para el país y los diversos productores nacionales, está el impulso que debe darse desde el contexto interno, pues, hasta ahora, la variación de las exportaciones nacionales se explica más por el precio del dólar, un componente externo, que por otra razón. De forma más clara, el país debe aprovechar el momento para aumentar las cantidades exportadas de bienes y servicios, lo cual a un mayor precio de la moneda internacional, generaría un incremento doble en los ingresos. De ser así, el déficit de cuenta corriente como porcentaje del PIB podría ubicarse por debajo del 3,5% al cierre de 2017. De otra forma, difícilmente se llegaría a este valor y se vería simplemente como se aleja una oportunidad en un momento en que el país lo necesita y en el que florece el comercio internacional, tal como ocurrió en la etapa posterior a la Gran Depresión del 29.
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