En la historia de la humanidad grandes personajes han marcado hitos, bien sea por las acciones o hazañas alcanzadas, como Neil Armstrong, primero en llegar a la luna, o por los descubrimientos, creaciones o aportes a la ciencia, como es el caso de Cristóbal Colón, Albert Einstein y el recientemente fallecido Stephen Hawking. Por otro lado, están aquellos personajes reconocidos por el daño a la sociedad, su crueldad, línea donde destacan Adolf Hitler y Carlos Ponzi, entre muchos otros.
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En otra categoría se encuentran aquellos que van marcando el desarrollo de la humanidad, pero al mismo tiempo generan riesgos. En este segmento se tienen personajes reconocidos y sobre todo recientes, como Mark Zuckerberg, fundador de Facebook y líder en materia de redes sociales, que por algunas fallas de su compañía ha puesto en veremos la seguridad de los datos de los usuarios.
Otro caso lo representa Elon Reeve Musk, el cual constituye el tema fundamental de este artículo. Con apenas 46 años, Musk de origen sudafricano ha creado cuatro empresas revolucionarias: la compañía de pagos online PayPal, el fabricante de carros eléctricos Tesla, la firma solar SolarCity y el grupo de viajes espaciales SpaceX., hecho que la catapulta como uno de los personajes más visionarios del mundo (Ver: Las Empresas Deben Crear una Visión y los Líderes Deben ser Visionarios).
Sin embargo, la estrategia de Elon Musk ha sido polémica incluso en la manera de financiación, entre otras razones por las dos formas en las que consigue recursos. Por un lado, están los préstamos entre las compañías donde tiene influencia. Se trata de cruces de dinero entre SolarCity, Tesla y SpaceX, esta última la única que no cotiza en bolsa. Un tema delicado teniendo en cuenta que se puede presentar un efecto dominó, es decir, que la quiebra de una termine por hundir las otras, caso que ha negado rotundamente el ejecutivo.
La otra estrategia utilizada, especialmente en Tesla, es la venta anticipada de las series que se encuentran en desarrollo, como ocurrió con el Tesla Model 3, que siguió al Tesla Model S y al Model X, el cual en menos de 24 horas después de iniciada la preventa recibió 135.000 reservas con un monto de mil dólares en Estados Unidos y mil euros en Europa, que entrarían a ser parte de los 35.000 dólares que valdría en el mercado el vehículo.
La falla en esta modalidad es que Tesla no ha podido cumplir con las metas de producción y desde luego de entregas. En el caso del Model 3, la preventa se hizo el 31 de marzo de 2016, el inicio en la producción sería a inicios de 2017, a lo que le seguiría el lanzamiento oficial a mediados de año y luego, las entregas. Sin embargo, todo el proceso ha estado lleno de incumplimientos. A septiembre de 2017, Tesla prometió la entrega de 1.500 unidades pero el despacho real fue de 220. En 2018 la situación no ha sido diferente; basta ver que la meta de producción semanal de esta serie para marzo era de 5.000 unidades y solo se alcanzaron 2.020 (Ver: Cobalto: El Mineral Preciado que Oscurece a la Industria de Vehículos Eléctricos).
Este sistema de financiación lo repitió en 2017, cuando realizó la preventa de la segunda generación del deportivo convertible con el que inició su gama y de un camión de gran tonelaje, por el cual pidió un adelanto de 250.000 dólares a quienes quisieran una de las primeras 1.000 unidades de la denominada serie Fundadores y 50.000 a los que pretendieran la versión normal. La medida, según analistas, era obtener liquidez, pero el tiempo pasa y los retrasos para el inicio de producción, como para cumplir con el volumen de la misma, no se alcanzan. Queda pendiente, saber si la misma estrategia de financiación será utilizada para la producción del Tesla Model Y, que según Musk iniciará en noviembre de 2019 en EE.UU. y posteriormente en China.
Tal razón ha llevado a pensar a diferentes analistas que Tesla Motors está cerca de convertirse en uno de los mayores esquemas piramidales a nivel mundial, pues se toman recursos para realizar inversiones que en ocasiones se efectúan en activos diferentes a los destinados. Mientras tanto, el mercado no ha perdido la oportunidad de castigar a la compañía como se observa en la gráfica, que ha visto deteriorado el valor de sus acciones ante la falta de liquidez que se argumenta atraviesa, el incumpliendo en los niveles de producción y las fallas que han registrado los vehículos autónomos (Ver: La Historia de Andrés Piedrahíta, el Colombiano que Invirtió en Bernard Madoff).
Datos: Bolsa de Valores de Nueva York