Un acuerdo, seis puntos claves y al parecer, más temor que tranquilidad. Es esto lo que arrojan las negociaciones llevadas a cabo en Lausana, Suiza, con Irán. El convenio define los puntos principales que harán parte de un pacto final y se basan en limitar el programa nuclear iraní y el levantamiento de sanciones internacionales y multilaterales.
Foto: www.sxc.hu Autor: Tamlyn Rhodes
La reducción de un total de 19.000 centrifugadoras a 6.104, sólo 5.060 de ellas con autorización para enriquecer uranio, es el punto inicial del acuerdo logrado por las siete naciones. Además, dichas centrifugadoras podrán enriquecer uranio al 3.67% por los próximos quince años. Ya el año anterior, el propio país redujo el desarrollo en un 20%. Aunque se presenta esta disminución, los niveles siguen siendo significativos, permitiendo al país islámico continuar con su programa nuclear y dejando de lado los intereses civiles, supuesto fin de estos puntos.
El tercer punto del marco acordado es con respecto al tiempo utilizado por Irán para la fabricación de armas. Actualmente se considera un lapso de dos a tres meses para adquirir el material necesario con el fin de construir un arma nuclear, pero por al menos los próximos 10 años este periodo aumentará a doce meses. Por otra parte, el Reactor Nuclear Fordo, uno de los más grandes del planeta y el cual se encuentra a más de 60 metros bajo tierra, dejaría de enriquecer uranio durante al menos quince años.
Adicionalmente, otros ítems pactados tienen relación con la investigación y desarrollo en materia de enriquecimiento y la exoneración de multas impuestas anteriormente. El acuerdo define que Irán puede continuar su investigación y desarrollo pero esta labor estará limitada al tiempo de marco de fabricación de armas, es decir, un año. Con respecto a las sanciones, Estados Unidos y la Unión Europea levantarán sus castigos contra la economía iraní relacionadas a su programa nuclear, luego de que el organismo supervisor de la ONU verifique que ha tomado los pasos clave del convenio. Si hay violaciones, las sanciones serán impuestas de nuevo.
Este acuerdo ha generado todo tipo de controversias. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lo ha catalogado como un día negro en la historia y como un error histórico. El pacto acordado deja a Irán con amplia infraestructura nuclear, las restricciones puestas sobre el programa atómico del país son sólo temporales, las más importantes caducan en diez años. Cuando estas limitaciones terminen, Irán será capaz de aumentar su capacidad global de enriquecimiento de manera significativa y rápida. Y más transcendental aún, el país obtendrá acceso a un fondo de 150 mil millones de dólares que se encuentran congelados, los que posiblemente serán en parte fuente de financiación para grupos terroristas.
También causa polémica que el acuerdo no detendrá el desarrollo nuclear de Irán y no limita adecuadamente las capacidades de investigación y desarrollo, particularmente con las centrifugadoras avanzadas que darían cabida a una rápida recuperación y construcción de bombas. Además, el pacto no provee un seguro mecanismo de seguimiento y vigilancia, pues el país del medio oriente recibirá un aviso de 24 días antes de la verificación, lapso suficiente para llevar a cabo alguna maniobra que oculte posibles incumplimientos a los puntos anteriormente nombrados.
A pesar de que es un acuerdo nuclear y no económico, el levantamiento de las sanciones tendrá gran impacto en la economía local y mundial. Dado que el congreso de los EE.UU. tiene 60 días para aprobar o rechazar el acuerdo, en caso de que se concrete, Irán podrá firmar grandes acuerdos lucrativos con importantes empresas de energía que han presentado algún interés aumentaría de manera considerable su producción de crudo. La reserva de crudo iraní alcanzan los 150.000 millones de barriles, lo que la hace la cuarta mayor a nivel mundial y la segunda mayor reserva de gas natural del planeta. De la mano del acuerdo, el potencial es gigante.
Precisamente el potencial extractivo de hidrocarburos que posee Irán es el causante de la sospecha que existe un motivo oculto para el logro del anhelado acuerdo. El G5 +1, liderado por Estados Unidos, serían los mayores beneficiados debido al abastecimiento de petróleo que podrían obtener, dando así señal de un trasfondo en el cual el objetivo principal es explotar las tierras iraníes, y no la lucha contra una posible guerra nuclear.
En conclusión, al analizar los puntos clave del acuerdo, se evidencia muy poco control hacia la carrera armamentista nuclear iraní, lo cual puede conducir a una lucha entre los países de medio oriente por el desarrollo nuclear que les brinde seguridad ante la situación de Irán. Además, las escasas limitantes impuestas al país islamista permiten pensar que el pacto solo se trata de un negocio más de los Estados Unidos en tierras del Medio Oriente.
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