Muchas han sido las controversias en el proceso de paz que han venido desarrollando el gobierno nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, con el fin de terminar con un conflicto de 60 años. Sin embargo, el tema que más preocupaba dentro de este proceso, era el relacionado a tópicos de justicia, que, al final, en medio de polémicas y mucho blindaje, se logró establecer. Caso contrario ocurre con el mecanismo de refrendación, que a la fecha parece no estar acordado.
Foto: www.freeimages.com Autor:Sigurd Decroos
Mientras el gobierno nacional manifestó su intención de refrendación del proceso de paz a través de plebiscito y descartó el referendo desde un principio, las FARC han sido más volátiles sobre el asunto y a la fecha no descartan ninguna de las opciones que inicialmente propusieron y que han incluido, desde la Asamblea Nacional Constituyente, ANC, una consulta popular, hasta el mismo plebiscito.
La cuestión es ¿por qué hay tanta incertidumbre al respecto y no se logra un acuerdo sobre el tema? Son varias las respuestas a la pregunta, incluyendo la conveniencia política encabezada por el presidente Santos, quien sabe que el plebiscito ofrece la oportunidad de participar, pero no de elegir sobre las condiciones pactadas en el proceso de paz y otros asuntos que han sido tratados en escritos anteriores (Ver: ¿Por Qué Plebiscito y No Referendo para Validar el Proceso de Paz?).
En relación a las FARC, la situación es más compleja. Inicialmente plantearon una Asamblea Nacional Constituyente; luego argumentaron que esta no funcionaría como mecanismo de refrendación, sino como medio para blindar y garantizar que se cumpla lo acordado en el proceso de paz. Una medida que no suena descabellada en un país donde cada partido político “jala” en ángulos distintos y las decisiones que se toman son de gobierno y no de estado.
Ahora, las FARC siguen planteando su oposición al plebiscito y se han direccionado a la consulta popular, una estrategia que, evaluándola a nivel social, saldría más beneficiosa o, al menos, más clara que la plantada por Santos. La razón es que bajo consulta popular se requiere mínimo la tercera parte del censo electoral, algo así como 13 millones de votos y mediante el plebiscito el umbral establecido fue del 13% del censo electoral, cerca de 4.5 millones de votos, una diferencia amplia (Ver: ¿Cómo Ganaría la Economía Colombiana si se Firma la Paz?).
Entender este punto de quiebre puede ser práctico. Las FARC seguramente buscan que la mayoría de la población apruebe lo alcanzado en el acuerdo, lo que respaldaría la implementación de las políticas, planes y programas en la etapa del posconflicto. Por el lado del gobierno, la idea es dejar firmado, antes de finalizar el periodo presidencial, el proceso de paz. Dicho de otra manera, al gobierno le interesa el hoy y las FARC piensan más en las garantías futuras (Ver: Impuestos Indirectos para Financiar el Posconflicto).
No todo está claro. El plebiscito por la paz, aunque ya fue aprobado en el congreso, le falta pasar la decisión de la Corte Constitucional sobre la exequibilidad; ya que algunos juristas han señalado que al ser la paz un derecho fundamental, no puede someterse a votación. En contra de tal argumento, están quienes aseguran que se votaría en el plebiscito por la conformidad o inconformidad del ciudadano en los acuerdos suscritos y no por el valor intangible de la paz. Por ahora, el desacuerdo continúa, pero hay rumores sobre la posibilidad de realizar plebiscito y Asamblea Nacional Constituyente, la cual es una alternativa.