Se estima que el mercado de la inteligencia artificial alcanzó los USD 129,3 billones en 2022, y, a medida que se irrigue en más sectores, crecerá a una tasa anual promedio del 35,9%, para ubicarse en USD 2.745 billones para 2032.
La proliferación de esta tecnología se debe a que permite crear máquinas y robots que pueden hacer tareas que anteriormente solo podían ser realizadas por humanos y adicionalmente tiene la capacidad de autoentrenarse para mejorar (Jeopardy, el Programa de Televisión que Marcó el Nacimiento de la Inteligencia Artificial).
Un estudio de Stanford y el MIT tuvo como conclusión que la inteligencia artificial está aumentando la productividad en un 14%. Estos resultados se presentan en empleados que están empezando su carrera. En equipos con mucha experiencia y gran cantidad de habilidades, los efectos en productividad son insignificantes.
En sectores diferentes al de tecnología, la aplicación de IA será clave para procesos de diagnóstico clínico, transporte autónomo, finanzas personalizadas, productos personalizados, autocreación de piezas y medidores inteligentes (Informes Sectoriales).
Pese estos elementos, los laboratorios que vienen entrenando la inteligencia artificial han solicitado pausar este proceso mientras se regula. Sin embargo, algunos consideran que no será suficiente y se debe apagar totalmente debido al riesgo potencial de superar la inteligencia humana. Un temor muy similar a cuando se generó la invención de la bomba atómica (Los Temores que Despierta ChatGPT).
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