El Reino Unido celebró recientemente sus elecciones, en las que el primer ministro, David Cameron, ganó por mayoría absoluta. Contrario a todos los pronósticos, el claro ganador de la jornada electoral fue el partido conservador, pues además de que Cameron seguirá ocupando su cargo, los conservadores también ocuparon la mayoría en el parlamento.
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El partido Conservador, liderado por Cameron, obtuvo 331 escaños en el parlamento, suficientes para una mayoría, lo que quiere decir que esta vez no tendrá que encabezar un gobierno de coalición, como sucedió en los comicios pasados.
Después de que fuera ratificado como primer ministro, Cameron confirmó su intención de convocar a un referendo sobre la continuidad de Reino Unido en la Unión Europea y seguir con las medidas económicas implementadas por los conservadores. Sin embargo, también deberá prestarle mayor atención a la relación del resto de Reino Unido con Escocia, donde el independentista Partido Nacional Escocés (SNP) arrasó en las elecciones. Para los analistas, el reto del primer ministro será mantener unido al Reino Unido.
Y bien lo sabe Cameron, pues en su discurso expresó que “quiero unir a nuestro país, a nuestro Reino Unido, entre otras cosas implementando tan rápido como sea posible la devolución (de poderes) que prometimos junto a otros partidos para Gales y Escocia”.
Aunque Cameron no es nuevo en el puesto, parecen ser muchos los cambios que devendrán al ser ratificado como el primer ministro, pues contrario a lo que sucedió en las elecciones de 2010, ya no tendrá que gobernar en coalición. Para Cameron esta es una oportunidad para continuar con las políticas económicas que han visto a la economía británica crecer a un ritmo más rápido que del resto de los países desarrollados durante los últimos dos años. Cameron introdujo la denominada austeridad, unas políticas que han enfatizado la reducción del déficit público vía recortes a servicios y subsidios.
Por otro lado, con el vencimiento de Cameron y el partido conservador, la Unión Europea se prepara para una etapa de negociaciones sobre el referéndum que el mandatario había anunciado sobre la permanencia en la UE. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, expresó que se quiere reunir “cuanto antes” con Cameron para escuchar sus propuestas y facilitar el “encaje” del Reino Unido en la Unión Europea.
Cameron pretende renegociar con la UE una relación basada en el Mercado Único (libre movimiento de mercancías, de capital, de servicios y de personas). Su intención es repatriar poderes de la UE y establecer un nuevo estatus para el Reino Unido en Europa “con el Mercado Único en el corazón”, como reza el partido conservador. “Ofreceremos a los británicos un referéndum con una simple alternativa de quedarse o salirse; quedarse en la UE en estos nuevos términos o abandonarla”, indicó el primer ministro.
Sin embargo, para muchos el referéndum que Cameron propone es un riesgo que podría terminar con el Reino Unido fuera de la Unión Europea. Y según un estudio alemán el costo podría ser enorme, pues si se da este panorama, el PIB de un Reino Unido fuera de la UE caería en 300.000 millones hasta 2030 y la renta per cápita de los británicos caería en 4.850 euros.
Aunque David Cameron no quiere marcharse del club europeo, tampoco lo quiere hacer la banca, ni los empresarios británicos, para ellos el referéndum es una preocupación que para algunos analistas fue una promesa electoral que podría salir muy cara.
