En agosto, el panorama en los mercados extranjeros continúo siendo de un enfrentamiento entre factores políticos y económicos. Por un lado, unos conducen al incremento de la aversión al riesgo global, conllevando a desvalorizaciones en activos de riesgo, y por otro, la generación de un escenario positivo, a partir del buen desempeño de las principales economías.
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El escalamiento de las amenazas entre Japón, Corea del Norte y Estados Unidos, los ataques terroristas en Europa, y eventos políticos propios de EE. UU., conllevaron a que el índice VIX, el cual mide la aversión al riesgo global, incrementara 4,06% en agosto, afectando el valor de algunas materias primas en los mercados. A su vez, el paso de la tormenta Harvey por territorio norteamericano impacto a la baja el precio del WTI, debido a que se afectó la producción de esta referencia y su demanda ante la no operación de las refinerías de Texas. Este escenario fortaleció la referencia Brent, a razón de su mayor demanda.
Por su parte, la publicación de reportes de crecimiento global incentivó a los mercados, generando expectativas positivas para el segundo semestre del año. Para el segundo trimestre del año, el crecimiento anualizado de EE. UU. (2.6%), Eurozona (2.1%), Japón (4%) y China (6,9%), incrementaron la probabilidad de alcanzar los pronósticos de crecimiento global para este año (3,6%), brindando una mano al dinamismo de los países emergentes, los cuales se han beneficiado por la devaluación del dólar y a las bajas tasas que se tienen actualmente en dichos países industrializados.
En lo que respecta a la economía nacional, el desempeño sectorial registró para junio variaciones anuales positivas tanto para la industria (1,9%), como para el comercio (1,2%). Sin embargo, se deben destacar las actividades de refinación de petróleo y de la industria automotriz como sostén de cada uno de estos factores, respectivamente. Al excluir la refinación de petróleo de las cifras de la industria, se observa como el mal comportamiento del sector se conserva, exhibiendo una contracción anual del 3%. Por su parte, al deflactar el sector de vehículos, la caída con respecto al mismo mes de 2016 fue de 1.2%, reflejando la debilidad presente en los indicadores de consumo, en especial, en la confianza del consumidor, la cual aún se mantiene en terreno negativo.