En su libro “La Primavera Árabe, El Despertar de la Dignidad”, el autor Tahar Ben Jelloun, describe que un inmenso muro de Berlín se está cayendo, ya que un viento de esperanza recorre el mundo árabe. Desde finales del año 2010, los países árabes, principalmente del norte de África, se han visto sacudidos por gran cantidad de protestas, donde millones de personas se han lanzado a las calles para pedir dignidad, democracia, igualdad y libertad. Si bien en algunas naciones se han acabado las largas tiranías, otras se han aferrado al poder y esta esperanza de revolución democrática ha terminada en una decepción.
Foto:Foto: www.sxc.hu (Autor:Alex Bruda)
En diciembre de 2010, Mohamed Buazizi, un joven de 26 años cansado de una vida llena de humillaciones y sin expectativas se prendió fuego en la plaza pública de la ciudad tunecina Sidi Bouzid. Su muerte originó un movimiento solidario de protesta social entre los jóvenes y en paro de su ciudad, que se extendió y acabó generando la histórica caída del presidente Ben Alí, quién ocupó el poder bajo una dictadura de 24 años. Esta actitud alzó una voz protesta en otros países del mundo árabe y comenzó la denominada “Primavera Árabe”.
En Túnez, tras el exilio de Ben Ali, se llevaron a cabo elecciones en octubre de 2011 y dejaron al partido islamista de Ennahda en el poder, aunque no con mayoría amplia, lo que ha hecho que la tensión no desaparezca. Al interior de este partido no existe unidad y medidas tomadas como promover las leyes en contra de la igualdad de género, han hecho ver la posibilidad de perder libertades y ver vulnerados muchos derechos.
El presidente Muamar Gadafi de Libia, en el poder por 43 años, fue derrocado ocho meses después de que empezó la revuelta que pedía democracia. El gobierno interino y el Consejo Nacional de Transición que están en el poder desde entonces se han enfrentado a la amenaza de diferentes grupos que apoyaban a Gadafi. En septiembre de 2012, el embajador de Estados Unidos fue asesinado en Bengasi, la segunda ciudad del país. El atentado hizo que el gobierno libio y EE.UU. aumentaran su persecución de militantes en la región.
En Siria, el levantamiento popular contra el presidente Bashar Al Asad lleva más de dos años y ha generado más de 60.000 muertos con 2,5 millones de refugiados en países vecinos. Las potencias occidentales le han exigido al presidente Asad que renuncie y han pedido la intervención de Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, Rusia y China, cercanos a Asad, han vetado todo intento de producir una resolución.
Finalmente, en Egipto, Hosni Mubarak fue derrocado del poder tras 30 años, lo que dejó como lídere al partido islamista de los Hermanos Musulmanes con Mohamed Morsi en la presidencia. Aunque ha habido hostilidad durante los años posrevolucionarios, el momento de mayor tensión se produjo a finales de 2012, cuando el presidente impulsó un decreto que le ampliaba los poderes y despojaba a la rama judicial de impugnar sus decisiones. Finalmente, a comienzos de julio de 2013 el ejército depuso a Morsi, lo que muestra el marchitar de una incipiente democracia y la decepción de la primavera árabe.