La inequidad en materia de ingresos a nivel mundial se ha agravado, estas fueron las recientes palabras de Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), al revelar que la riqueza del mundo se encuentra concentrada en muy pocas manos. Frente a esto, movimientos como la Primavera Árabe y el Ocupa Wall Street, han alzado su voz de protesta, sin embargo su desvanecimiento ha reafirmado la desigualdad social del globo.
Foto: www.sxc.hu (Autor:(Jon Syverson)
La Primavera Árabe comenzó a finales del año 2010, cuando los países árabes, principalmente del norte de África, se sacudieron por gran cantidad de protestas, donde millones de personas se lanzaron a las calles para pedir dignidad, democracia, igualdad y libertad. Si bien en algunas naciones se han acabado las largas tiranías, otras se han aferrado al poder y esta esperanza de revolución democrática ha terminada en una decepción.
En septiembre de 2011, un grupo poco organizado de activistas preocupados por la creciente desigualdad de ingresos, la avaricia corporativa y la influencia mundial de poderosas instituciones financieras, decidió hacer del parque Zuccotti en el Bajo Manhattan su hogar, poniendo en marcha el movimiento conocido como Ocupa Wall Street (OWS) .Si bien esta tendencia tuvo un gran apoyo, más allá de reactivar las protestas sociales en Estados Unidos y el aliento a las personas a tomar las calles, el OWS no ha conllevado a cambios en el funcionamiento económico y el control de la riqueza en la principal potencia del mundo.
Los datos presentados por Lagarde afirman que el 1% de la población de Estados Unidos controla el 18% de los ingresos de esta nación, contra un 8% hace 25 años. A nivel mundial se habla de un 0,5% de personas que controlan el 35% de la riqueza.
Al analizar los datos del producto interno bruto, también se puede evidenciar un enorme desbalance. Según datos de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) el PIB per cápita del mundo es de U$ 9.178, en las economías desarrolladas asciende a U$ 39.445, en los países en transición es de U$ 6.989 y en las naciones en vía de desarrollo equivale a U$ 3.703. Lo anterior refleja diferencias entre las economías desarrolladas y en vía de desarrollo del 965%.
Según la directora del FMI, globalmente la reducción de las exenciones fiscales y la lucha contra la evasión fiscal pueden permitir a los países impulsar sus ingresos y acabar con estas inequidades. Sin embargo, para muchos es paradójico que la directora de este organismo internacional hable sobre este tema, ya que catalogan las políticas neoliberales que impone el FMI en distintos países del mundo como las causantes de altos índices de desempleo, miseria y desigualdad social.