Durante los últimos años, los hábitos del consumidor han cambiado, especialmente entre la población más joven, con tendencias orientadas al consumo consciente y responsable. Los consumidores le otorgan cada vez más importancia a los aspectos éticos y sostenibles a la hora de comprar y toman decisiones de consumo movidos por estos aspectos. De esta forma, la ética y la sostenibilidad toman mayor relevancia dentro de las decisiones de consumo, lo cual corresponde a un asunto generacional, según diversos analistas, ya que esta tendencia es más común en la población entre los 25 y 30 años.
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El surgimiento del nuevo tipo de consumidor que está más consciente de sus actos de compra y tiene unos valores diferentes, al preocuparse por sus acciones en el mercado, es más común en los países desarrollados. Según Newholm y Shaw, en el Estudio del Consumidor Ético, “los consumidores responsables se preocupan por diversos elementos, entre los cuales se encuentra la procedencia del producto, su producción, su manufactura, los regímenes opresivos, los derechos humanos, las relaciones laborales, el desarrollo armamentista de los países, el uso experimental de animales y las donaciones políticas”.
Por este motivo, la procedencia de productos o servicios se vuelve relevante y es importante saber si provienen de producciones no sostenibles, así como los efectos de los productos sobre el medio ambiente y las condiciones en que laboran las personas. Este tipo de conducta o comportamiento del consumidor lleva a que no solo se tome en cuenta el beneficio que les pueda brindar el producto o servicio, sino también el origen y los efectos directos o indirectos que pueden tener. (Estilo de Vida y Economía, Incidencia en los Hábitos de Consumo de los Colombianos)
El consumo responsable (Hendarwan, 2002) empieza a surgir con los denominados consumidores verdes, en una etapa temprana de los años sesenta y en los movimientos medioambientales de la época. En la actualidad, estas prácticas de consumo están cobrando mayor relevancia, no solo entre los consumidores con preocupaciones medioambientales, sino también en los consumidores éticos, que tienen en cuenta aspectos relativos a la moral en sus decisiones de compra, conceptos que han dado surgimiento al CSR (Consumo Socialmente Responsable), en el que, además de lo ya mencionado, se evalúan aspectos como la responsabilidad social de las empresas y su contexto socioeconómico y cultural en las decisiones de compra .
Estos conceptos se consolidan en la literatura y varios autores dan sus definiciones, como Roberts (1996) y Webster (1975), quienes aseveran que “el consumidor tiene en cuenta las consecuencias públicas de su consumo privado e intenta usar su poder de compra para lograr el cambio social”, haciendo referencia al cuestionamiento que realizan los consumidores sobre sus actos de compra, dadas las preocupaciones que se tienen actualmente frente al cambio climático. (Cisnes Verdes: No Tenemos una Reserva Federal que Nos Pueda Salvar ante una Crisis Climática)
De acuerdo con un análisis de Smurfit Kappa, en el cual observan la relación entre consumo consciente y sostenibilidad, el consumo consciente incrementa la necesidad de las compañías de integrar la sostenibilidad en sus operaciones comerciales, ya que con las nuevas generaciones de consumidores está creciendo la demanda de estos productos.