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No Satanizar la Inflación: El Caso de Estados Unidos

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Foto: www.sxc.hu (autor: David Siqueira)

Hay que desaprender algunas lecciones
Es muy común oír los esfuerzos del gobierno por detener la inflación que viene en aumento, los anuncios del Banco de la República sobre la meta inflacionaria para cada año y mas medidas que toma cuando ésta parece salirse de su rango, la amenaza que significó el invierno para los precios del país o las críticas que se vierten a Venezuela por cuenta de su inflación de 2 dígitos. Aún así, no se puede satanizar la inflación y resulta conveniente saber que en algunos casos es necesaria. Por lo menos, Estados Unidos parece necesitarla actualmente.
Según un reciente artículo del New York Times, hace 30 años era claro que bajar la inflación era crucial, incluso si implicaba entrar en una profunda recesión. Cuando se creó el Banco Central Europeo en los 90s, la indicación era clara: ir contra la inflación. La otra indicación, dada a su contraparte, la Reserva Federal –promover el empleo-, no fue incluida.
Los banqueros nunca entendieron que la inflación en los activos era casi tan mala como la inflación en los bienes de consumo. Nunca se preocuparon por los incrementos desproporcionados en bienes raíz, así como tampoco están preocupados ahora por la burbuja tecnológica  vinculada al sector de Internet. La respuesta inmediata de estos ante la pregunta de qué hacer en caso del estallido de una burbuja es aliviar la política monetaria. Esto fue útil cuando estalló la última burbuja tecnológica, pero esta medida sólo empeoró la burbuja de bienes raíces y no ha logrado reanimar la economía golpeada desde 2008.

Índice de Precios al Consumidor – IPC
El índice de precios al consumidor es la medida de inflación más común y muchas veces es vista como un indicador de la eficiencia de las políticas económicas de un gobierno. El IPC y sus componentes son usadas para ajustar otras series económicas como ventas al por menor y salarios. Un ejemplo interesante es el uso del IPC como deflactor para hallar el poder adquisitivo de un comprador. Éste mide el cambio en el valor de los bienes y servicios de consumo que se obtienen con un peso (u otra moneda) en diferentes fechas.

En 2008, cuando la crisis crediticia dejó en el piso la economía mundial, los gobiernos y bancos centrales se apresuraron a emitir salvamentos a los bancos, aduciendo que el funcionamiento correcto del sector financiero era necesario para reactivar la economía. Esta postura era correcta, pero fallaron dos cosas:

Con el salvamento, muchos bancos no lograron recuperarse verdaderamente. Esto se dio principalmente en Europa, donde la recapitalización de los bancos fue lenta. Posteriormente, sobrevino una nueva crisis crediticia por cuenta de las dudas que ofrecían las deudas soberanas.
En Estados Unidos, muchas personas poseen casas cuyo valor ahora es menor al de compra. Esto es una amenaza para los prestamistas y los deudores, pues estos últimos necesitan una solución. Simplemente, una economía no puede funcionar si gran parte de sus miembros tienen una deuda y no hay solución para esto. Es necesario encontrar una manera de disminuir lo que se debe o de aumentar el valor de las casas asegurando los préstamos.

Según Ken Rogoff, economista de Harvard, los bancos centrales podrían lograr reducir su nivel de apalancamiento a través de una inflación moderada, de unos 4 a 6 puntos, por varios años. Esta idea no fue muy bien recibida por algunos economistas, especialmente quienes recuerdan los periodos inflacionarios de Estados Unidos, en los 70s y 80s. Si Colombia estuviera en esa situación, algunos recordarían los largos periodos de Colombia con inflación superior al 20% y también preferirían no arriesgarse a intentar subir la inflación.

Comportamiento de la inflación (Índice de Precios al Consumidor – IPC) en Estados Unidos y Colombia desde 1980 (%). Datos tomados del Banco de la República y U.S. Bureau of Labor Statistics – BLS

El economista advirtió sobre la imposibilidad de lograr inflación en este momento así lo quisieran debido a que la gente no está gastando el dinero que tiene, lo que recuerda la Gran Depresión de los 30s. En su momento, varios economistas recomendaron a Japón aumentar su inflación después de que estalló la burbuja financiera e inmobiliaria en los 90s, pero ellos desistieron y su economía nunca logró recuperarse totalmente. La Fed podría intentar aumentar la inflación comprando bonos del tesoro. Esta política no debería estar limitada únicamente a la compra y es necesario que esté conectada con una meta inflacionaria estatal. Así, cuando la inflación supere la meta, la Fed podría aumentar las tasas de interés y disminuir la compra de bonos.
Debido a esto, millones de hipotecas ahora valen menos que los préstamos bancarios. Entonces, esto no permite que la gente busque mejores oportunidades y la desincentiva a mantener el gasto. Muchos de esos préstamos no serán pagados en su totalidad pero parece no existir una solución en el corto plazo.
Para empeorar las cosas, se sigue discutiendo sobre quién debería asumir las pérdidas de esos préstamos y por lo tanto, sobre quién está en posición de ofrecer una modificación que reduzca la deuda. Los bancos que aseguraron a nivel privado las hipotecas están siendo demandados por los compradores de los títulos y por las aseguradoras. Fannie Mae y Freddie Mac están buscando reclamaciones similares para las hipotecas que garantizaron.

Colombia
La inflación año corrido a julio de 2011 era 2,67% y al mismo mes presentaba una variación anual de 3,42%. El Banco de la República de Colombia tiene como meta para 2011 que la inflación esté entre 2% y 4%.

La Fed bajó las tasas de interés a niveles extremadamente bajos y las mantendrá así por dos años. Esto significa que personas que tienen buenos créditos y sus casas valen más de lo que deben, pueden refinanciar su deuda y ahorrar dinero. Pero otros no pueden. Una medida que Obama podría tomar sería obligar a Freddie y Fannie a refinanciar las hipotecas que estos tienen o han garantizado.
Cualquier solución llevará a la discusión sobre cuáles deudores deberían ser cubiertos. Esto induce a lo que los economistas denominan riesgo moral, es decir, que se beneficie a aquellos que toman más riesgos. Después de todo, es justo ayudar a alguien que tomó decisiones insensatas con su deuda o es preferible no hacer nada por los otros que actuaron responsablemente?
El caos que ha hecho caer los mercados financieros – con nuevos rumores de pérdidas en los bancos europeos- crece a medida que parece improbable una recuperación hasta que se haga algo con las deudas malas, sean los créditos hipotecarios en Estados Unidos o los préstamos a Grecia. La solución es básicamente darle confiabilidad y solidez a estos títulos nuevamente,  aumentando los valores de los activos.
Entretanto, hay quienes siguen viendo la inflación como una gran amenaza. Mientras la Fed anunciaba que iba a mantener las tasas de interés bajas por lo menos dos años, el Banco Central Europeo ha estado aumentando las tasas bajo la creencia que esto detendrá cualquier signo de inflación.
En el futuro, los bancos centrales tendrán que darse cuenta que altos niveles de financiación para los activos pueden ser una amenaza. Por el momento, deberían reconocer que grandes deflaciones en los precios de los activos pueden ser mucho más importantes que pequeñas ganancias relativas en los bienes que se tienen en cuenta para el Índice de Precios al Consumidor.
Fuente: New York Times

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