Permanentemente las Organizaciones y personas deben tomar decisiones en relación con proyectos de inversión para determinar su conveniencia o viabilidad. Sin embargo son muchos los casos de empresarios que tomaron decisiones por su olfato e instinto y llevaron a cabo proyectos de manera exitosa lo que el mercado ha denominado “habilidad en los negocios”. A partir de esta realidad aparentemente contradictoria se presenta una pregunta recurrente. Cuando se debe recurrir a evaluaciones técnicas y cuando confiar en los instintos?
Foto: www.sxc.hu (Autor: Rodrigo Galindo)
Desgraciadamente no vamos a resolver esta pregunta en los términos propuestos pues consideramos que la habilidad y el juicio evaluativo no son excluyentes. Debemos dar una correcta lectura a los momentos históricos de aquellos empresarios que con olfato y arrojo tomaron buenas decisiones y con gran dosis de actitud las convirtieron en empresas pujantes y rentables. Sin embargo, hay nuevos elementos de análisis como la tecnología, acceso a mercados, nivel de competencia, productos sustitutos que conllevan a que la exclusión casi irreverente de evaluaciones financieras de proyectos de inversión se parezcan más a suicidios de capital que a actividades de emprendimiento. Por lo contrario, la falta de una evaluación financiera de proyectos (Nuevas empresas o nuevos proyectos de compañías existentes) pueden hacer inviables ideas brillantes que provienen por supuesto del buen olfato en los negocios de nuestros empresarios.
El reto entonces esta en establecer una metodología que no elimine el emprendimiento pero que asegure procesos responsables de evaluación. Proponemos la siguiente:
1. Escriba: La idea que muchas veces se concibe en la mente, se desarrolla en la mente y se ejecuta en la mente presenta grandes riesgos en su materialización pues no se socializa y se deja de tener opiniones o experiencias que son comúnmente útiles y en algunos casos necesarios para una buena estructuración de su proyecto.
2. Defina su nivel de conocimiento del entorno del negocio: A mayor información menor riesgo. Esta conclusión aparentemente lógica no siempre es utilizada por nuestros empresarios. Cuando una idea toque la puerta hágase la siguiente pregunta: Tengo suficiente información en relación del entorno (Características del sector, nivel de competencia, clientes, proveedores) para liderar el proyecto de manera individual?
3. Identifique sus necesidades de acompañamiento: Resuelta la pregunta anterior usted puede identificar si requiere un acompañamiento en el desarrollo del proyecto. En muchos casos es más útil el conocimiento y la experiencia que recursos de capital.
4. Diseñe su propio plan de negocios: Cuando se trate de nuevos proyectos en nuevos entornos (Proyectos totales de emprendimiento) resulta ser más que un ejercicio académico. Es la planeación pura donde se concibe el proyecto en sus detalles. Allí se determinan las condiciones y recursos necesarios desde el punto de vista de mercado, técnico, legal y financiero. Evalúe si su equipo de trabajo tiene el conocimiento suficiente para realizar el plan de negocios de lo contrario contrátelo con profesionales. Recuerde que “vale más un peso bien gastado que uno mal ahorrado”.
5. Realice la evaluación financiera: La información de mercados resulta ser la materia prima para el último eslabón que es la evaluación financiera. Recuerde que los resultados dependen de los datos de ingreso y si estos no tienen el suficiente respaldo técnico y de mercado arrojarán al final resultados poco confiables. Muchos proyectos presentados en los canales de apalancamiento como el sector financiero, fondos de capital privado o inversionistas de capital, fracasan por tener un deficiente modelo de evaluación. Lastimosamente ocurre muy a menudo que las evaluaciones se realizan sin el suficiente conocimiento y esto por supuesto eleva el nivel de riesgo del capital cuando éste es aportado de manera directa al proyecto. Este será nuestro tema para un próximo artículo de opinión.
———–
Carlos Mario Rivera Aristizábal
Gerente General
Inercia Valor