Los recientes acontecimientos empresariales y políticos a nivel mundial, como la desaceleración del volumen del comercio internacional, el Brexit, la reunión de países miembros de la OPEP y la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, marcan las pautas de lo que será el futuro de la economía mundial. Desde el punto de la desaceleración del comercio internacional, preocupa que por cuarto año consecutivo Latinoamérica registrará una caída en su nivel de exportaciones que rondará el 5% al cierre de 2016, según la CEPAL.
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Agregado a lo anterior, se prevé que para el 2017 las cosas no van a ser tan claras a nivel comercial ante la reciente elección de Donald Trump, quien ha sido enfático en la necesidad de renegociar algunos tratados de libre comercio, entre ellos el establecido con México, que saldría siendo el país más impactado con las nuevas decisiones norteamericana. También se evaluarían acuerdos con Cuba y Japón. Por ahora Colombia no parece verse afectada ante esta circunstancia.
El proceso de desaceleración comercial trae consigo medidas que terminan agudizando el problema, porque afectan los niveles de inversión multinacional, ocasionando restricciones en la comercialización de los bienes de capital e intermedios, al tiempo que los gobiernos comienzan a tomar medidas proteccionistas que retraen aquellas cadenas productivas de orden global, perjudicando, finalmente, la productividad.
En el caso del Brexit, se sabe que ocasionará interrupciones en el comercio internacional; sin embargo no está muy claro el nivel del impacto que tendrá la separación, la cual, según las conversaciones entre el ministro exterior británico, Boris Johnson, con representantes de la Unión Europea, se llevará a cabo en los siguientes 18 meses.
Como punto importante, y que implicaría una recuperación en la economía de los países que dependen del petróleo, cuenta la última reunión de los países de la OPEP, realizada el pasado 10 de diciembre, que dejó como resultado el establecimiento de recortes en la producción de crudo para incentivar la recuperación de su precio.
Hasta ahora, según las primeras declaraciones conocidas, Arabia Saudita reduciría el bombeo en 486.000 barriles diarios, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar en un total de 300.000 barriles por día, e Irak en 210 mil barriles diarios, una tasa baja teniendo presente la guerra contra el Estado Islámico. El punto crítico está en la entrada de los países ajenos a la OPEP, a partir de la cual Rusia rebajaría su producción en 300 mil barriles diarios, para completar un aporte total de 558 mil barriles. La idea es que la reducción total de bombeo de crudo a nivel mundial sea del 2%, que corresponde a 1,8 millones de barriles. Sobre este punto, el Fondo Monetario Internacional,
FMI, no ha dado luces de cambios en los crecimientos de la economía global y por bloques, y se sostiene en los mismos cálculos que presentó para el mes de octubre.
Sin embargo, de cumplirse el acuerdo, se transformaría el mercado del petróleo en el 2017. Por un lado, su mercado se limpiaría del alto nivel de existencias que hay desde el 2014, y por el otro, se incrementarían los precios de cada una de las referencias, que, de sostenerse sobre los 50 dólares por barril, beneficiaría al país por las inversiones que estarían dispuestos a hacer empresas como Ecopetrol. Derivado de los factores anteriores, el crecimiento del país a cierre de año se ubica entre el 2,1% y 2,2%.
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