El desempeño positivo de los principales socios comerciales, países de América Latina, Estados Unidos y la zona euro, permitirán que la economía colombiana tenga un buen desempeño este año, beneficiando principalmente a los sectores agrícola y minero-energético.
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Los resultados positivos de los indicadores económicos de Estados Unidos, como el crecimiento de 4.2% del PIB en el segundo trimestre, la baja tasa de desempleo, el alto nivel de inversión como porcentaje del PIB y el aumento en las ganancias de las empresas muestran que la economía está pasando por un momento de fortaleza, pero el menor recaudo fiscal, que puede significar menor gasto público, y la guerra comercial podrían implicar un menor crecimiento en 2019. La Reserva Federal se reunirá el 25 y 26 de septiembre para decidir sobre la política monetaria, donde se espera que anuncie un tercer incremento a las tasas de interés para este año.
El PIB de la zona euro creció 0.4% en el segundo trimestre, mostrando una leve desaceleración comparado con el crecimiento de 0.7% que tuvo en 2017. Por otro lado, la producción industrial cayó en junio debido a la disminución de la producción de bienes de capital como maquinaria, lo cual puede significar que las empresas podrían entrar en un periodo de ralentización del crecimiento en los próximos meses. Los efectos de la guerra comercial y la crisis económica de Turquía todavía no se ven reflejados en este resultado, pero han afectado fuertemente el sector bancario en Europa, lo cual, sumado al fin del efecto de la política monetaria expansiva, la subida del precio del crudo durante este año y la fortaleza de otras zonas como Estados Unidos, puede implicar una desaceleración económica en esta región.
Las consecuencias de la guerra comercial con Estados Unidos, ya se están viendo reflejadas en el sector manufacturero chino, el cual, en agosto, creció al ritmo más lento de los últimos 14 meses, generando una menor demanda interna. Como estrategia para contrarrestar esta desaceleración el gobierno chino propuso un estímulo fiscal disminuyendo los impuestos de las empresas para recortar sus gastos.
Durante el segundo trimestre la economía colombiana creció 2.8%, donde los sectores que tuvieron la mayor contribución al crecimiento fueron comercio (3.61%), industria (3.66%), actividades profesionales, científicas, técnicas, de servicios administrativos y de apoyo (6.62%) y agropecuario (5.89%), mientras que la explotación de minas y canteras (-2.86%) y la construcción (-7.56%) frenaron el desempeño del PIB.
El sector agropecuario se vio impulsado por la apertura de las exportaciones a nuevos mercados, condiciones climáticas favorables y recuperación del consumo interno. Por otro lado, el buen desempeño de la industria y el comercio puede explicarse por la superación del choque a los precios producido por el incremento del IVA, el crecimiento en el gasto de los hogares y la recuperación del indicador de la confianza del consumidor que ha tenido resultados positivos desde abril.
Al mismo tiempo, el resultado negativo de la construcción tanto de obras civiles como inmobiliarias se debió a la incertidumbre generada por las elecciones presidenciales para los inversionistas, la dependencia del sector edificador de los subsidios del gobierno y los problemas legales que han retrasado la entrega de obras generando pérdidas para los constructores.
Los resultados positivos del crecimiento del PIB durante el segundo trimestre han permitido mejorar los pronósticos para este año, que se verá impulsado por factores como el consumo de los hogares, que seguirán dinamizando los sectores de comercio e industria; menores cargas tributarias en las empresas, según lo propuesto por el presidente actual; y mejorías en la ejecución de los proyectos de infraestructura, gracias al esfuerzo por lograr cierres financieros, disminuir los trámites y un mayor control sobre el cumplimiento de los cronogramas.
Un indicador preocupante es la tasa de desempleo, que en promedio este año ha sido del 10%, el cual frena la recuperación de la cartera de vencida, que se encuentra en máximos históricos de los últimos años, llevando a los bancos a aumentar las restricciones para conceder créditos, disminuyendo los efectos de la política monetaria expansiva. Sin embargo, los resultados positivos de la inflación y los bajos niveles de la tasa de interés incentivan la inversión local, ayudan a preservar el poder adquisitivo y mejoran el uso de los recursos productivos. Lo anterior permite estimar que el crecimiento del PIB durante este año será 2.66%