El número de hectáreas sembradas con palma de aceite ha venido en incremento en el país pero la productividad se ha visto afectada por la pudrición del cogollo. Según el censo del gremio del sector, el promedio de hectáreas en desarrollo que entran a producción se ha mantenido en una media de 10 mil hectáreas por año. Así, el 2018 cerró con 540 mil hectáreas sembradas con palma, de estas, 76 mil se encuentran en desarrollo y el restante en etapa de producción.
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Cabe resaltar que la variación de la superficie total plantada con palma venía con incrementos decrecientes desde 2014, solo en 2018 se logró una variación positiva derivado del impacto del proceso de paz que en su momento se ejecutó, además de la decisión de pequeños productores agrarios de entrar a este sector. Así, con proyectos de sustitución de cultivos en Norte de Santander y apoyos financieros otorgados a campesinos en departamentos como el Cesar, el gobierno nacional dinamiza y facilita la expansión de los cultivos de palma de aceite en estas regiones del país.
Por otro lado, y contrario al caso de la superficie plantada, la producción de aceite crudo de palma no ha mostrado mejoras marcadas y hasta septiembre de 2019 se conserva el mismo nivel de producción alcanzado hasta esa misma fecha en 2018. La explicación deriva del rendimiento por hectárea, que se ha visto perjudicado por la pudrición del cogollo que afecta a los llanos orientales y a Santander donde, según Cenipalma, cerca del 8,5% de los cultivos de palma se encuentran infectados con esta plaga.
A disyuntivas como las planteadas anteriormente le surgen alternativas a favor como los avances en I+D+i, caso de la patente de un nuevo método para obtener geraniol de alta pureza a partir del aceite esencial de la planta aromática palmarrosa, este método al ser parte de la destilación primaria involucra directamente a los productores quienes podrán beneficiarse al obtener mayores precios por su producto, siendo este el valor agregado y logrando una posible transformación de enfoque, al pasar de esfuerzos en calidad y no en la cantidad de aceite producido.
