El consumo de alimentos de una población se encuentra determinado por varias razones, entre ellas los aspectos culturales, la disposición de los bienes y el poder adquisitivo; una cosa es querer comprar y otra poder hacerlo. La población del pacífico colombiano, por ejemplo, basa su alimentación en el consumo de pescado. Esto se debe a un contexto histórico, a la oferta del producto dado la ubicación geográfica y al costo de sus sustitutos. Una persona de esta región prefiere sacar por mano propia su alimento en vez de ir a comprar un kilo de carne de res, aunque la anhele. Todo depende de la disposición económica y el choque entre oferta y demanda.
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En el caso del consumo de huevo la situación es similar. Se podría pensar que las personas disminuyen el consumo de este bien cuando sus ingresos mejoran, dada la adquisición de sustitutos como la carne. Mientras que, en los hogares con condiciones limitadas, incrementa el acceso y consumo de este.
Un acercamiento a esta idea se hace tomando el promedio del precio nacional del huevo rojo a partir de sus cuatro clasificaciones (A, AA, B y Extra). Se tiene que los picos más elevados corresponden a la época decembrina, un efecto donde la oferta poco explica, dado que es estable. De hecho, si presenta variaciones, son positivas, efecto inverso al desempeño real del precio. Entonces, la situación se explica desde la demanda: cuando esta incrementa, el precio también lo hace. Lo complejo del caso está en diferenciar si el incremento en la demanda de huevo se explica en mayor medida por el sector empresarial, que lo requiere como materia prima en la elaboración de pasteles, buñuelos, tortas y demás productos propios de esta época del año, o por los hogares, que aumentan su consumo, dado el mejoramiento en su nivel de ingresos.
Fuente: Elaboración propia. Datos del Dane – Fenavi. * Seis principales plazas del país.
Como se muestra en la gráfica, en los trimestres de cierre de cada año, la tasa de desempleo disminuye. Esto indica que las personas, o bien se emplearon en una compañía o entraron al mercado informal; lo cierto es que mejoran sus ingresos. En el caso siguiente, el precio promedio nacional del huevo incrementa ante una mayor demanda.
Teniendo en cuenta que las personas que mayor movilidad y obstrucción laboral presentan corresponden a las clases media y baja, se tiene que son estas las que explican los movimientos de la tasa de desempleo durante el año, especialmente en la temporada de cierre. De esta forma, aunque muy simple, se obtiene un primer acercamiento a la hipótesis planteada: el consumo de huevo proporciona una idea sobre el nivel de ingresos que percibe una población, particularmente en el caso de los estratos bajos.
Otra idea que puede respaldar la hipótesis surge del nivel de ingresos que perciben los países de la región. Según el último reporte del Banco Mundial, basado en el Ingreso Nacional Bruto per cápita, Colombia se encuentra por debajo de Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, Costa Rica, México y República Dominicana. Ahora, si se tiene en cuenta el consumo de huevo, Colombia es tercero, por debajo de Brasil y México. Mientras que en el Coeficiente Gini de los ingresos, Colombia es segunda en Latinoamérica, detrás de Brasil. Cruzando estos datos, el consumo de huevo podría estar determinado por el volumen de población, el nivel de ingresos e incluso de la desigualdad imperante en el país.
En cuanto al consumo per cápita de huevo en Colombia, el incremento anual se mantenía estable en diez unidades, un evento acorde al crecimiento poblacional. Sin embargo, en 2017 el incremento fue de 17 unidades. Teniendo en cuenta el alza en el precio de la carne vacuna, derivada del brote de fiebre aftosa, se podría intuir una migración de la demanda hacía el huevo. Esta reacción se presentaría mayormente en los estratos medios y bajos, los cuales son más elásticos a las variaciones en los precios. Adicional, se encuentra el éxodo de venezolanos hacía el país, fenómeno que da ventaja a la hipótesis.
Fuente: Elaboración propia. Datos del SIOC.
Con esto, pensar en la creación de un modelo robusto que permita determinar si la demanda de huevo da lugar a un indicador para visualizar el cambio en los ingresos, en especial de los estratos bajos, es una tarea difícil. Requeriría la muestra, insertar el consumo y precio del huevo blanco – el cual cuenta con información limitada, aspecto que también ocurre con la producción de autoconsumo-, tener presente el ingreso a nuevos mercados y el desarrollo de nuevos productos que pueden alterar la demanda y precio nacional del huevo, así como los efectos inflacionarios.
En conclusión, se puede decir que el huevo es altamente influyente en la alimentación de la población nacional, en mayor medida en los estratos bajos, quienes acceden a este mercado o aumentan su consumo según cambia su nivel de ingresos. De igual forma, es el mismo nivel de ingresos el que modifica los hábitos de consumo, propiciando que parte de la demanda se movilice entre bienes sustitutos. La inquietud es saber en qué proporción, lo que explicaría, en parte, la correlación positiva entre el promedio del precio nacional del huevo rojo y la tasa de desempleo, así como la correlación negativa entre dicho promedio y la tasa de ocupación.
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Artículo elaborado por:Diomedes Bonilla ValbuenaEconomistadio.bonilla@gmail.com