El pasado lunes 2 de febrero el Presidente Norteamericano Barack Obama presentó ante el Congreso el presupuesto para el año fiscal 2016 que inicia el próximo primero de octubre. La propuesta contempla un incremento impositivo para los más adinerados e inversiones importantes para los sectores de infraestructura, defensa e investigación, además de impulso para los programas de salud y educación, revirtiendo las políticas un tanto austeras que se venían aplicando a la economía y buscando fortalecer la clase media.
El presupuesto presentado corresponde a unos 4 billones de dólares, pero estos anuncios no son garantía de hechos que efectivamente se vayan a materializar, pues los republicanos tienen poder de decisión dentro de las Cámaras del Congreso norteamericano y ya han manifestado su inconformidad con varias de las propuestas presentadas por el mandatario, que en general implican un incremento de 7% en el gasto público.
Lo postulado por el mandatario contempla 288 millones de dólares en ayudas para Colombia con destinación a la lucha contra el narcotráfico e inversiones en pro del desarrollo económico del país, aunque los primeros anuncios indicaban que solo iban a ser 280 millones para el periodo fiscal 2016. El año pasado este monto ascendió a unos 320 millones.
Durante los últimos años el comportamiento de los recursos que Estados Unidos destina para ayudar a Colombia ha sido decreciente, este hecho puede suscitar inquietud pero realmente se encuentra contemplado en las proyecciones del Plan Colombia.
El Plan Colombia nació como “un plan que fuera represivo con la producción y el tráfico de drogas, pero que también fortaleciera las Fuerzas armadas y las instituciones democráticas y aumentara la inversión social”, durante la administración de Andrés Pastrana quien le planteó el asunto al entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton.
Inicialmente los recursos que Colombia recibió por el Plan fueron de 1.300 millones de dólares con el objetivo de reducir los cultivos de coca en el país. En casi 15 años del Plan se han percibido recursos por cerca de 9.500 millones de dólares.
Estos montos son menores cada año porque la idea es que el nivel de apoyo a Colombia para la lucha contra el narcotráfico y las mejoras en la seguridad ciudadana vaya decreciendo gradualmente en la medida en que nuestro país asuma completamente la responsabilidad frente a estos asuntos. Este proceso se denominó “nacionalización” y adicionalmente busca que se pueda fortalecer autónomamente su desarrollo social.
El Plan Colombia, en cierta medida, ha funcionado para controlar las Farc, ha fortalecido las Fuerzas armadas y los niveles de violencia del país, aunque alarmantes todavía, no son los mismos de principio de siglo. Este plan también ha recibido críticas por presuntas violaciones a los derechos humanos, principalmente por las fumigaciones con glifosato en zonas de cultivo de coca, por las consecuencias del desplazamiento forzado del que han sido víctimas gran cantidad de colombianos y por considerarse que cuando se ataca la producción de un país el negocio se desplaza a otros, generando los mismos problemas sociales en otras zonas. Por lo que ahora otros países latinoamericanos también requieren el apoyo de Estados Unidos para esta lucha.