Una reestructuración empresarial surge cuando una compañía se encuentra en una situación difícil y debido a esto la dirección toma la decisión de cambiarla interna y externamente. Significa que la empresa ya ha pasado por uno o dos años de dificultades y se encuentra en una situación crítica. El Régimen de Insolvencia Empresarial en Colombia, fue expedido a finales del año 2006, entrando en vigencia en junio de 2007 a través de la Ley 1116.
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Para Gabriel Aristizábal, consultor financiero, “los beneficios que adquieren las empresas al entrar en este proceso son múltiples y quizá el más importante es la oportunidad que se le brinda a los empresarios de evitar llevar las empresas a un estado de quiebra o de liquidación judicial, es decir, dan la oportunidad de salvar los negocios. Los procesos de reestructuración llámese acuerdo privado, homologación o validación judicial de acuerdos privados y ley de insolvencia empresarial o ley 1116; permiten que se puedan diferir ciertas obligaciones o acreencias que no se han podido atender por falta de caja a unos plazos ajustados a la realidad del negocio. Con lo anterior se busca poder recuperar su solvencia, conservar empleos, recuperar la rentabilidad del patrimonio y lograr alcanzar niveles de flujo de caja que haga sostenible el giro ordinario del negocio”. Por otra parte, existen también algunos beneficios fiscales otorgados por la ley de insolvencia o de reorganización empresarial, explica Aristizábal que “en primer lugar, quedan exentas de la renta presuntiva por los tres primeros años del acuerdo y en segundo lugar, tienen derecho a solicitar devolución de retenciones en la fuente del impuesto sobre la renta por los primeros tres años por los agentes retenedores o por el mismo contribuyente en caso que sea autoretenedor”.
Según el consultor financiero, algunas de las recomendaciones para iniciar un proceso de reestructuración es hacer un diagnóstico y crear un plan que permita aliviar la difícil situación de caja y evitar a toda costa que el negocio se paralice y posteriormente, buscar lo más rápido posible una reunión con todos, o dependiendo de la gravedad de la situación, con cada uno de los diferentes acreedores y enfrentarlos con toda la transparencia que ello amerita, con un único fin de buscar alternativas que apunten a superar las dificultades encontradas.
El experto hace énfasis en la importancia de “que el empresario entienda y tome conciencia que no debe ahorrar recursos en conseguir muy buen talento humano en el área contable. Ya que esto se está convirtiendo en una de las causas más comunes por las que están fallando las empresas y la importancia de tener una Junta Directiva totalmente independiente, con diversidad de competencias, comprometida y que agregue valor a la dirección del negocio”.
Por su parte, la superintendencia de sociedades cuenta con una sección dentro de su portal donde se pueden consultar las empresas que se encuentran en proceso de reestructuración (Consulta en Línea de Acuerdos de Reestructuración) para que las personas puedan analizar e informarse más sobre estas y puedan identificar oportunidades de inversión.
Para concluir, según Aristizábal, invertir en una compañía en proceso de reestructuración es muy interesante porque la mayoría de este tipo de empresas acaban de salir de un escenario de reorganización a nivel de cada una de sus áreas y aquellas que habían sido las causantes de la coyuntura o la crisis, están siendo o fueron corregidas y se encuentran mucho más atractivas que en el pasado inmediato. Además, son compañías que requieren niveles mayores de capital fresco para poder acelerar todos los procesos puestos en acción al interior de la misma y alcanzar a la mayor brevedad los niveles de caja, ventas, EBITDA, bajar pasivos, control de gastos etc, que la empresa debe tener en los plazos pactados y llevar con ese nuevo plan de negocios o plan estratégico a los niveles que los accionistas actuales y nuevos socios están buscando.
