Desde la caída de los precios de los commodities y la desaceleración de la llamada locomotora minero – energética, en la economía local se ha abierto la posibilidad para que nuevos sectores sean los que jalonen el crecimiento. En medio del lánguido comportamiento que ha tenido el país durante este año, el sector agropecuario ha sido el que ha tomado el protagonismo en medio de un sinnúmero de preocupaciones que se tienen en materia económica.
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Al parecer, desde el punto de vista de diversificación económica, lo mejor que le pudo pasar al país fue la caída del petróleo, ya que ha abierto la puerta para potenciar nuevas industrias e invertir en diferentes proyectos. Además, ayudó a desprenderse de la dependencia económica que tiene el país del llamado oro negro, más aún, teniendo en cuenta que Colombia no es un país petrolero. El comportamiento de los dos primeros trimestres de este año lo reflejan. Durante los tres primeros meses, el rubro de la agricultura creció un 7,7%, mientras que para el segundo trimestre esta misma actividad presentó un aumento de 4,4%. Cabe destacar que el agro colombiano ha anotado tres trimestres consecutivos presentando un ritmo positivo de crecimiento. Esta cifra contrasta con el sector petrolero y demás minerales que han registrado 8 trimestres seguidos en terreno negativo.
El año pasado, el agro colombiano tuvo graves afectaciones por el fenómeno de El Niño, a tal punto que la inflación se desbordó del rango meta y los precios de los alimentos se dispararon. No obstante, la llegada de las lluvias ha permitido la recuperación de gran parte de la producción, por lo cual el sector ha registrado un comportamiento notable durante el 2017.
El agro colombiano tiene gran potencial de crecimiento y el gobierno ha implementado algunas políticas locales para tratar de impulsarlo, tales como el plan Colombia Siembra y el proyecto Zidres. Sin embargo, estos mecanismos parecen insuficientes teniendo en cuenta las necesidades del campo colombiano. Puntualmente, en el tema de Colombia Siembra, la idea es ampliar el área sembrada en 1 millón de hectáreas para sustituir los cerca de 5 millones de toneladas de alimentos importadas, lo que resulta ser una cifra interesante pero lejana si se quiere reducir el alto déficit comercial que tiene actualmente el país.
Fortalezas y Debilidades del Sector
Los problemas que actualmente tiene el campo son conocidos por todos. Pobreza, inseguridad, inestabilidad jurídica, altos costos de los insumos, transporte, entre otros. Además, los Tratados de Libre Comercio que se han firmado con otros mercados han estado enmarcados en una competencia desigual, ante países desarrollados que cuentan con alta tecnología y subsidios estatales para el desarrollo de sus campos. Todos estos factores hacen que el desarrollo eficiente de nuestro campo sea una tarea compleja.
No obstante, este sector ha mostrado su capacidad de sostenerse y ser rentable más allá de todas las complicaciones. Además, la capacidad de producción que tiene el campo colombiano y las hectáreas con las que cuenta para expandir la industria son factores que representan un gran potencial. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), nuestro país es una de las regiones con mayor potencial agrícola si se tiene en cuenta los siguientes factores:
Colombia es uno de los países de América Latina con mayores tasas de precipitación (ciclo hidrológico que lleva el agua a la corteza terrestre).
Colombia es el cuarto país de América Latina con más tierras disponibles para la producción agrícola.
La ubicación estratégica del país ofrece diversos climas con distintas altitudes sobre el nivel del mar.
La diversificación de la industria en subsectores como el cacao, chocolates, industria bovina, aceites y grasas, café, entre otros.
El gran reto está en generar seguridad y proyectos de inversión que permitan el desarrollo sostenible. Actualmente Colombia destina 24% de sus 22 millones de hectáreas disponibles para la producción agrícola, mientras que EEUU y la Unión Europea utilizan cerca del 97%. La mayor parte de estas tierras en el país se encuentran concentradas en la región conocida como la altillanura, situada en la Orinoquía, que está compuesta por cerca de 13,5 millones de hectáreas en total, de las cuales 2,8 son altamente productivas para la industria agrícola, según cifras de la Sociedad de Agricultores de Colombia -SAC-.
De esta manera, según estimaciones, Colombia tiene el potencial para ser uno de los 7 países donde se siembre el 50% del crecimiento de la producción de alimentos en el mundo. No obstante, poder materializar todo este potencial depende fundamentalmente de las políticas que implemente el gobierno en este sector. Es deber fortalecer los campos ya cosechados y proveer a las más de 7 millones de hectáreas que ya son productivas y al millón que se van a sembrar de sistemas de riego eficientes, logística y transporte adecuados, facilidad al crédito, mejores precios para los insumos y tecnología de punta; de tal forma que se alcance la soberanía alimentaria y se reduzca de manera significativa la dependencia de las importaciones de alimentos.
Ricardo Gómez LondoñoIngeniero FinancieroRicardo-2025@hotmail.com