Hitler, Stalin, Zedong, Mussolini, fueron personajes que llenaron de terror al mundo, pero a su vez tenían la capacidad de liderar a una gran cantidad de personas para cumplir sus objetivos.
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Si damos un repaso a la historia, encontramos personajes que aplicaron el maquiavelismo en su mayor expresión, evidenciando que el fin puede justificar los medios. Adolfo Hitler, por ejemplo, lideró a Alemania en la Segunda Guerra Mundial bajo una ideología antisemita que conllevó al asesinato de 17 millones de personas entre 1934 y 1945. Joseph Stalin, el dictador ruso, en su objetivo de transformar su nación a un país industrializado desató una época de terror en la que todo aquel que se le opuso fue asesinado, desde campesinos y militares hasta sus más cercanos colaboradores; a Stalin se le atribuyen 23 millones de muertes entre 1922 y 1953. Mao Zedong, recordado como uno de los grandes líderes de la historia china, buscó impulsar la industrialización sobre la agricultura mediante su programa comunista El Gran Salto. Desatando la hambruna y aniquilación de 78 millones de personas entre 1943 y 1976. En la historia reciente encontramos personajes similares, como Hugo Chávez en Venezuela, Fidel Castro en Cuba, Sadam Husein en Irak, Muamar Gadafi en Libia, entre otros.
Hitler, Stalin, Zedong, Mussolini, Leopoldo II de Bélgica, Tojo, Husein, Gadafi, Castro y Chávez tienen en común los crímenes que cometieron contra la humanidad, pero también su capacidad de liderazgo. Entonces, ¿son necesarias la honestidad y la integridad para liderar?
La respuesta es SÍ. Analizando el desenlace que tuvo cada uno de estos líderes se encuentra que fueron sus propios objetivos los detonantes de su declive; dejaron de pensar en equipo (¿Cuáles Son las Fortalezas y Habilidades con las que Debe Contar el Nuevo Líder?… Es un Ser Humano: Únicos Talentos y Equipo), la ambición los consumió y nunca fueron personas honestas e integras.
En el mundo empresarial ocurre algo similar y es válido preguntarse sobre la importancia de la honestidad y la integridad a la hora de dirigir una compañía. Cabe anotar que estos valores van más allá de la ética y la moral, y si no están presentes no hay equipo de trabajo y los clientes no confiarán en la compañía. Y una empresa sin equipo y sin clientes simplemente no existe (Las Empresas Deben Crear una Visión y los Líderes Deben ser Visionarios).
La honestidad y la integridad son valores que generan confianza y las personas acuden a las empresas más que por sus productos porque confían en ellas. El reto entonces es potenciar la confianza y esto se logra con un liderazgo entusiasta, reemplazando frases como “voy a tratar” por “voy a hacerlo” y compartiendo con el equipo de trabajo los intereses, prioridades y valores de la organización.
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