La demanda del litio ha estado impulsada alrededor del mundo por el uso intensivo de tecnología. Gran parte de la demanda global de litio se concentra en el segmento de baterías recargables. Bolivia, Argentina y Chile poseen las mayores reservas. Una organización de países productores y exportadores de litio podría lograr un poder de mercado suficiente para incidir en el precio internacional.
El litio es un metal utilizado en diversos procesos productivos, desde la producción de vidrios, cerámicas, grasas y, además, es un elemento esencial para la fabricación de baterías recargables. La tendencia a un uso intensivo de dispositivos electrónicos, además de la generación de tecnologías más amigables con el medio ambiente que han impulsado a la industria automotriz a la adopción de vehículos integrados con baterías de iones de litio con el fin de sustituir el uso de combustibles fósiles, son hechos que incrementaron el precio del litio. A principios de febrero de 2020 la tonelada de carbonato de litio cotizaba en los mercados internacionales en US$10.800, mientras que en febrero de este año lo hizo en aproximadamente US$59.200.
Las estimaciones de CRU muestran que la participación de las aplicaciones industriales de litio representó el 43% de la demanda global de la materia prima en 2019, una caída significativa frente a 2015, cuando las aplicaciones industriales de litio representaron el 65% de la demanda. No obstante, esto no fue a causa de una disminución general de la demanda en aplicaciones industriales, sino al hecho de que el sector automotriz, como resultado de la electromovilidad, ganó una considerable participación, pasando de 35% a 57%, hoy en día es el principal impulsor de la demanda y se espera que esta tendencia se mantenga a largo plazo.
Las mayores reservas de litio se encuentran en el llamado “triángulo del litio”, zona geográfica conformada por Argentina, Bolivia y Chile. En estos tres países se concentran más del 50% de las fuentes mundiales del metal, Bolivia es el país con mayores reservas de litio en el mundo con 21 millones de toneladas, por encima de Argentina con 14,8 millones de toneladas y Chile con 8,3 millones de toneladas. Aún así, en Bolivia no se ha generado una extracción de manera provechosa desde su principal fuente de recursos, el Salar de Uyuni. Otros países con recursos importantes son China, Estados Unidos, Australia y Canadá. Perú anunció el hallazgo de un enorme yacimiento de litio y uranio en la región de Puno.
Con ello en mente, algunos países de la región de América Latina podrían planificar la creación de una organización similar a la OPEP que regule el precio del litio, aumentando o disminuyendo la oferta. Una organización de países productores y exportadores de litio podría lograr un poder de mercado suficiente para incidir en el precio internacional de este material. Además, enfocaría los objetivos de la extracción de este metal a la generación de beneficios para la región, no solo en términos rentables, sino incentivar la exportación de valor agregado, generando así un mayor nivel de empleo y valor comercializado. Sin embargo, esto requiere de unas cuantiosas inversiones, ya que la fabricación de baterías de iones de litio requiere de un alto nivel de especialización tecnológica, que no se crea de forma inmediata ni sencilla.
El poder incurrir en la fabricación de baterías recargables genera expectativas en la región. No obstante, es un escenario poco probable, ya que, según Sam Jaffe, director general de Cairn Energy Research Advisors, consultora estadounidense especializada en almacenamiento energético, “la idea de que los países sudamericanos serán exportadores de baterías para autos eléctricos no tiene mucho sentido, como están lejos de los grandes centros de fabricación de autos, el costo del transporte de baterías es muy alto. Lo más probable es que su mejor opción sea exportar la materia prima”.
Pese a ello, los avances por parte de los países de la región para conformar dicha organización podrían ser útiles a la hora de focalizar recursos y dejar la dependencia de la inversión extranjera para llevar a cabo este tipo de proyectos.