De acuerdo con el informe de seguimiento del mercado de arroz realizado en diciembre de 2016 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la producción mundial de arroz en cáscara alcanzó una cifra de 748 millones de toneladas durante el año. Destacó que el 90,44% del producto es obtenido en el continente asiático, seguido de América, África, Europa y Oceanía.
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En Colombia, lo que empezó como un punto a favor para el sector arrocero, al registrar una de las producciones más altas en la historia del sector, terminó siendo una de las principales armas en su propia contra. La razón es que la amplia producción, que estuvo sobre los 2,55 millones de toneladas, afectó la oferta interna, que junto con el arroz que ingresó por importaciones desplomaron el precio del bien y tienen produciendo a pérdida a los arroceros del país.
Cabe recordar que el sector del arroz está incluido dentro del proyecto Colombia Siembra, hecho que ha llevado a que el número de productores del grano se amplifique y así mismo la participación de las regiones. Sucre, Bolívar, Norte de Santander y Arauca son los departamentos que más inclusión al sector han presentado entre el 2007 y el 2016. Contrario es el caso de Huila y Meta, los dos departamentos que han perdido productores para el periodo estudiado. La razón está en que se ha presentado una transferencia de capital a otros sectores de la economía y en el caso específico del Huila por temas de regulación en cuanto al uso del agua.
En temas de productividad, se observa una caída en el análisis global, sin embargo, al desagregarla por departamentos presenta recuperación en algunos casos, como en Norte de Santander, donde el uso de agua para irrigar la hectárea de arroz pasó de 10 mil metros cúbicos de agua a seis mil. La explicación es el compromiso asumido por Corponor y el compromiso de los productores de los municipios de Los Patios, El Zulia, San José de la Vega, en la zona de Agua Clara y Banco de Arena, donde se han hecho diez estudios sobre la disponibilidad de agua para aplicar sistemas mecanizados de riego, cada uno por valor de ocho millones de pesos.
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En cuanto a los fenómenos naturales, el impacto de las lluvias llevó a que el gobierno nacional pensará nuevamente en los seguros agropecuarios. Según Fasecolda aunque se impulse a los campesinos a tomar consciencia sobre el uso de los seguros agrícolas, estos no cuentan en algunos casos con el conocimiento necesario y en otros con el capital, por lo cual el estado debe subsidiarlo. Lo preocupante del asunto es que en el último reporte de Finagro se evidenció que los recursos para el seguro agrícola pasaron de 60 mil millones de pesos en 2016 a 5 mil millones en 2017. Esto indica que el campo está desamparado ante cualquier anomalía climática como ya se evidencio en los primeros meses del año. La acción contrasta con la apertura de las líneas de crédito que se ofrecen y otras ayudas para iniciar los proyectos productivos, aun así, sin seguros, se puede notar que la línea financiera queda incompleta.
A futuro y en materia de comercio internacional, de continuar con los altos niveles de producción de arroz y la llegada del contingente 2017 de Estados Unidos, se evalúa la exportación del bien a países como Bolivia, Venezuela y Cuba, los cuales pagarían el producto con fertilizantes, además de México y Canadá. Hasta el momento no se han establecido cantidades ni fechas, pero ya hay adelantos en materia de diálogo.
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