La reciente caída del precio del petróleo nos deja ver que, aunque estuvo relegado, el café sigue siendo uno de los principales productos de exportación de Colombia y el gobierno bien lo sabe. Con seguridad, esa importancia y el anhelo de ampliar las exportaciones totales nacionales para evitar un desajuste mayor en el déficit de la balanza comercial, llevo a las instituciones relacionas con el sector del café a relajar las reglas de exportación.
Hasta la fecha y contando desde los último 16 meses, han sido tres las modificaciones en la reglamentación que existía para exportar café. La primera, se efectuó en octubre 2015 cuando se permitió la salida de café verde distinto a la calidad del excelso, bajo la nominación –Café de Colombia. Las dos restantes son más recientes. Una permite que el café Excelso con una tolerancia de hasta 5% de almendras sanas bajo la malla 14/64 (tamaño en pulgadas) y retenidas por la malla 12/64, se pueda exportar. Un cambio amplio, teniendo en cuenta que la tolerancia, por norma interna, estaba en 1,5%.
Finalmente, está la cuestión de las etiquetas. Antes, las condiciones del tamaño del grano del café y el contenido de defectos debían ir grabados en la etiqueta. Ahora basta con llevar la palabra –Excelso, continuada por la expresión –Café de Colombia-, para que se otorgue el certificado de calidad. Con lo anterior, se espera que más caficultores ingresen al gremio y desde luego, al mercado exportador del producto.
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