La competencia surgida desde la misma globalización económica ha llevado a que la producción y comercialización de muchos bienes se modifique con el tiempo, un ajuste asociado a lo que el reconocido economista David Ricardo llamaría la Ventaja Comparativa. En esta dinámica se encuentra el trigo, un cereal de alta importancia en la alimentación humana y el tercer cereal más cultivado en el mundo, según la FAO.
Para 1945 el principal productor de trigo en el mundo era Argentina, considerada entonces, el granero del mundo, sin embargo, dos décadas después estaba importando el grano, luego de una serie de medidas gubernamentales que azotaron el país. Desde el 2016 Argentina ha venido reponiéndose y ya es el séptimo productor de trigo a nivel mundial. Mientras tanto, para la década de los 60’s, la UE y China pasaron de importadores de trigo a exportadores, y hoy, la misma UE está a punto de perder su trono como uno de los mayores exportadores de cereal a manos de Rusia, que junto con Reino Unido, Francia, China y EE.UU. son punteros en la producción de la preciada espiga.
En el caso de Colombia, la mayor producción del cereal la registró en el 2004, cuando Fenalce registró 80 mil hectáreas sembradas en el país, la falta de competitividad del gremio llevó a que desde el 2008 se recurriera a una fuerte política de importación del cereal de EE.UU., Canadá y la misma Argentina. Hoy, la producción interna se ha limitado a la que originan las 3.200 hectáreas sembradas, al paso que el trigo, el maíz, la cebada y el algodón se continúan consolidando como los cultivos con muerte cercana en el país, de no tomarse las medidas correspondientes, tanto del gobierno como por parte de los mismo productores.
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