De acuerdo con las perspectivas agrícolas de la OCDE y la FAO, la última década ha tenido un crecimiento sin precedentes en la demanda de productos agrícolas, en los que se incluyen tanto cereales como oleaginosas. El consumo de trigo, maíz, arroz y algunos otros granos aumentó en 500 millones de toneladas para este periodo de tiempo.
Algunos de los motivos del crecimiento en la demanda están sustentado en el aumento de los ingresos en China, el cual llevó a una mayor importación de granos a dicho país y el fomento a la producción de biocombustibles en muchas naciones desarrolladas, el cual también llevó a una demanda de varios aceites vegetales de algunos cereales.
Colombia saldría mal librado del comportamiento que esto deriva en los precios. De acuerdo con Agronet, la meta del país es llegar a las 60 mil hectáreas de cultivos durante el próximo año, sin embargo, aún no existen cifras claras de como se ha avanzado en este frente. En la soya por ejemplo el país ha tenido una producción de 88 mil toneladas, en el último lustro, frente a 1,6 millones de importaciones. De esta manera el impacto en el comercio y consumo de una subida internacional de precios es bastante considerable en el país, teniendo en cuenta que esto también afecta el precio de otros productos terminados como el aceite y alimentos para animales.
Sectores como el avícola y el porcícola, altos demandantes de cereales y derivados, también se verían altamente afectados en el futuro de continuar con estas proyecciones.
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