Hoy en día Colombia ha sido reconocido como el segundo país en biodiversidad y está caracterizado por poseer riquezas naturales que asombran el mundo cosmético. En una industria donde la mayoría de países acude a las importaciones de las bases de estos productos, el país aprovecha sus recursos para potencializar el sector y convertirse en uno de los mayores productores de materia primas a nivel mundial.
Es aquí cuando plantas como la ipepacuana, el bálsamo de Tolú, el borojó, gualanday, muña, añil, achiote, arazá, jagua, asaí y el seje han tomado un protagonismo durante años en la economía colombiana al ser altamente demandados por el continente europeo y asiático a través de diferentes productos de aseo y cosméticos que siguen una tendencia basada en materias primas naturales que benefician la salud.
Por otro lado, la fuerte dinámica en los mercados ha permitido que las personas involucradas en el sector de la cosmética hagan investigaciones y búsquedas de nuevas soluciones orientadas a los consumidores. Un ejemplo de lo anterior han sido las plantas antárticas las cuales han sido identificadas como herramientas de la biotecnología para desarrollar protectores solares, azúcares, cultivos y antioxidantes y reúnen características adaptables a condiciones extremas como la resistencia a la radiación ultravioleta y a los cambios climáticos.
Por lo tanto, se evidencia como cada día se identifican nuevas tendencias basadas en necesidades específicas por parte de la población que conllevan a una búsqueda infinita de nuevas soluciones que beneficien el sector y la economía de cada país.
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