Con sorpresa fue recibido el resultado del PIB para el cuarto trimestres de 2015, dado que los sectores que se pensarían eran los más promisorios terminaron con comportamientos regulares, mientras que otros que aparentaron ser los malos del paseo, al final fueron los que sacaron la cara como ocurrió con el sector de la agricultura. Las curioso del asunto es que se trata de un sector golpeado por todos lados: las exenciones aduaneras, entrada de importaciones, la devaluación del peso lo que favorece las exportaciones y, como si fuera poco, el fenómeno de El Niño.
Los primeros argumentos sobre este resultado, se encaminaron al café, el cual aumentó producción y tomó un buen precio en el mercado internacional. Pero hay otros subsectores dentro de la agricultura que también se movieron: la ganadería. La industria ganadera por ejemplo, ganó espacio en los lugares fronterizos con Venezuela, sobre todo en Arauca donde se pasó de sacrificar 25 reses semanales a 80. Otro elemento importante en esta rama fue la apertura de nuevos mercados, como ocurrió con el Medio Oriente a donde desde diciembre del año inmediatamente anterior se realizaron los primeros envíos.
Claro está que los retos que aún deben enfrentar los ganaderos del país son amplios y complejos. Por un lado, el delito del abigeato se incrementó durante el último año, específicamente en los llanos orientales. Por otro lado, está el problema de la innovación en las tecnologías de los sectores relacionados a la ganadería y en las diferentes secciones de la cadena productiva. Esto incluye que, para mostrar mejores resultados se requieren realizar procesos más tecnificados como podría ocurrir en la explotación láctea. A nivel de razas se requiere realizar asociaciones e inversiones para mejora de la genética de los bovinos. Por último, se requiere transformar el modelo productivo, pasando de la ganadería extensiva a la intensiva de modo que se mitigue el impacto sobre el medio ambiente.
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