A pesar de los bajos precios de exportación, el mercado no ha podido absorber la sobreproducción de acero chino, obligando a las fábricas a paralizar su producción y por ende, originando miles de despidos.
Desde el inicio del milenio hasta 2014, la producción de acero en el gigante asiático se incrementó siete veces, impulsada por masivas inversiones, un amplio plan de reactivación, el boom del mercado inmobiliario y la desenfrenada urbanización. Sin embargo, la sobrecapacidad china alcanza niveles record, en sus fábricas pueden producir hasta 1.200 millones de toneladas de acero por año, mientras que la demanda interna apenas llega a los 700 millones de toneladas.
Ante esto, las compañías chinas han generado planes en torno a multiplicar sus exportaciones, con el fin de reducir sus inventarios y mantener un nivel de producción financieramente viable. Sin embargo, para el 2015, China exportó 100 millones de toneladas de acero, generando una sobreoferta en el mercado mundial e impactando directamente los precios del commodity. Esto, llevó a varios países miembros de la Unión Europea (UE) a solicitar acciones en contra de prácticas ilegales de comercio como el dumping, además de las sanciones ya impuestas por EEUU.
Dada esta problemática, desde la capital del gigante asiático, se prometió suprimir entre 100 y 150 millones de toneladas de sobrecapacidad de producción antes de 2020, lo que generará la pérdida de 500.000 empleos, más que los 328.000 empleados en el sector del acero en toda la Unión Europea.
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