El Presidente Donald Trump anunció el pasado 8 de mayo su salida del Plan de Acción Integral Conjunto (Jcpoa) con Irán firmado en 2015. En este se levantaron las sanciones impuestas por EE.UU. y la Unión Europea por 25 años a Irán y se detuvo el uso de uranio por encima de 4% en 15 años, lo cual posibilitó el comercio de barriles de crudo a China, India, Turquía, Italia y Japón.
Actualmente, Irán es el tercer país más importante dentro de la Opep con una producción aproximada de 3,82 millones de barriles diarios. Dicha medida podría impactar negativamente la oferta petrolera global hasta en 500 mil barriles diarios, equivalente al 0.5% del consumo, así lo estima la empresa de información IHS Markit. Con el retiro del pacto nuclear, tanto empresas como bancos tendrán un plazo de 90 a 180 días para reducir vínculos con Irán, ya que las sanciones con este país están en vigencia nuevamente.
Ante esto el expresidente de EE.UU., Barack Obama, quien firmó el acuerdo, dijo a través de un comunicado que el Jcpoa estaba funcionando y que la decisión de Trump había sido errada y añadió que “sin el Jcpoa, Estados Unidos eventualmente podría quedar con una opción perdida entre un Irán con armas nucleares u otra guerra en el Medio Oriente”.
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