La devaluación del peso colombiano representa una gran oportunidad para los sectores de producción industrial en el país, entre ellos el de la cadena textil y confecciones, debido a que el elevado precio del dólar desincentiva las importaciones y el contrabando y hace que los consumidores empiezan a preferir las prendas de producción nacional.
La competitividad del sector se ha visto favorecida en los últimos años por la entrada en vigencia del decreto 074 en enero de 2013, en el que se estipularon aranceles mixtos para prendas de vestir provenientes de países con los que no se tienen acuerdos comerciales, y, más recientemente, por el tipo de cambio que ha elevado el optimismo de los empresarios, aunque a las exportaciones aún les falta por despegar.
Entre los factores que le podrían aguar la fiesta a los textileros se encuentran las señales de ralentización de la economía estadounidense, uno de los principales socios comerciales del país y a donde llegan casi el 45% de las exportaciones de confecciones colombianas, así como las mayores importaciones de países que si cuentan con beneficios comerciales como Honduras, Ecuador, Chile y México.
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