En la industria de la moda y la confección, existe una línea estratégica llamada la “fast fashion”, esta consiste en producir grandes cantidades de ropa con el fin de que los consumidores estén cambiando su indumentaria constantemente, esto se debe a que las tendencias son lo que determinan el ritmo de la industria textil.
Según datos expedidos por la Oficina de Naciones Unidas (ONU), debido a este comportamiento consumista, la industria de la moda es la segunda más contaminante en el mundo, después de la petrolera, ya que es responsable del desperdicio del 20% del total de agua a nivel global.
Además, según ConTreebute, la tendencia del “fast fashion” ha conseguido que se reduzca el promedio de uso de una prenda antes de ser desechada, pues, en la actualidad, una prenda nueva es desechada siete posturas después, lo que implica que, para el 2030 se espera que este comportamiento contribuya el crecimiento hasta el 50% de las emisiones de CO2.