La situación del gremio de los transportadores de carga en el país parece no tener una dirección definida. Por un lado, el adelanto en el mejoramiento y ampliación de la infraestructura vial beneficia al sector, aunque las mismas restricciones por dichas obras los perjudican. Ahora se les agrega el problema del fenómeno de la Niña, que ocasiona derrumbes y destrucción de puentes y carreteras. En otras palabras, dos lados opuestos que se terminan neutralizando entre sí.
Visto desde otro ángulo, están los problemas de precios en los combustibles. Por un lado la caída de los precios internacionales de diésel y el biodiesel, y la disminución en los primeros meses del año de los precios internos de la gasolina y el ACPM, los favoreció. En contraste, la fortaleza del dólar aumento el valor de los repuestos y redujo el flujo de las importaciones, sin incentivar en mayor medida las exportaciones. Vuelve y juega, la neutralización de las acciones.
Lo importante ahora, es pensar qué le espera al sector transportador de carga. Pensando que se avecina la instauración de nuevos peajes a nivel nacional, que el fenómeno de la Niña se puede agudizar, que la inestabilidad de los mercados internacionales es tan alta, eliminando la posibilidad de ver una clara proyección del dólar; moneda que tiene un profundo impacto en el comportamiento del sector.
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