El sector petrolero en Colombia atraviesa un momento complejo en 2025, marcado por una caída en la producción, una contracción en la inversión y un entorno de precios internacionales volátil. Según un reciente análisis de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), la situación compromete tanto la seguridad energética como la estabilidad macroeconómica del país, planteando serios desafíos para las finanzas públicas.
De acuerdo con el informe, citado por el diario Occidente, la producción de crudo entre enero y julio de 2025 promedió 746.826 barriles diarios, lo que representa una reducción del 4,3% anual. Esta caída se atribuye a factores internos como atentados a oleoductos y bloqueos comunitarios en zonas estratégicas como Arauca y Meta. El indicador más preocupante, sin embargo, es la drástica caída en la inversión. La actividad de taladros se redujo en un 27,7% entre noviembre de 2022 y julio de 2025, pasando de 155 a solo 113 equipos activos. Específicamente, los taladros de perforación, claves para reponer reservas, cayeron 48,3%
Esta contracción en la actividad exploratoria se refleja en el monto de la inversión proyectada para 2025, que será de apenas USD 740 millones, un 18,0% menos que en 2024 y el nivel más bajo de los últimos cuatro años. El debilitamiento del sector ya tiene consecuencias fiscales; durante el primer trimestre de 2025, las regalías por hidrocarburos disminuyeron un 5,3% en comparación con el mismo período del año anterior. ANIF concluye que es urgente estabilizar el sector para garantizar los ingresos que financien, paradójicamente, la propia transición energética del país.
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