En año y 9 meses, Nueva EPS ha tenido 2 presidentes y 3 interventores. Su volatilidad administrativa ha generado falencias en el proceso de control interno y gestión de riesgo, que comprometen la confiabilidad de la información financiera y la operación de la entidad. Desde 2023 no se sabe ¿cuáles son los resultados de la entidad?.
En julio de 2025 la Contraloría General de la Nación hizo una inspección de policía judicial y advirtió que en la entidad se han incrementado, de 2023 a junio de 2025, anticipos por $11,87 billones; no se han procesado facturas por $13,2 billones y se tienen cuentas por pagar de $21,3 billones.
Adicionalmente, el reporte de la inspección dice que la EPS no acreditó la suficiente capacidad tecnológica requerida para garantizar la calidad de los datos relativos a la gestión de los recursos de la salud.
Con base en estos elementos, y teniendo en cuenta que en 2023 la entidad apenas contaba con caja de $700 mil millones y un patrimonio negativo de $5 billones, el riesgo de colapso está presente.
Si este riesgo se materializa, colapsa la salud del 22 % de los colombianos y el 31 % de las clínicas, hospitales y prestadores del país.
Para evitar el colapso, la Superintendencia de Salud aprobó que la entidad pueda ser capitalizada. Las dudas están sobre la capacidad de recursos del gobierno actual para hacerlo o ¿será otro de los grandes problemas que heredará el próximo gobierno?
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