Colombia se ha consolidado como una economía impulsada en su mayoría por el gasto, una característica que, según expertos, genera un desequilibrio estructural al limitar la capacidad de ahorro e inversión del país. Este alto nivel de consumo, si bien mantiene a flote la actividad económica, plantea serios desafíos para la generación de riqueza y el crecimiento a largo plazo.
Según el diario La Opinión, que cita al presidente de la firma Raddar Consumer, Camilo Herrera, el consumo de los hogares en Colombia alcanza el 74,0% del Producto Interno Bruto (PIB). Esta proporción es superior al promedio mundial, que se ubica cerca del 64,0%. Herrera explicó que este comportamiento se debe a una mezcla de “frustración y consumo postergado”, donde los ingresos se destinan de manera casi inmediata al gasto, dejando poco margen para el ahorro y la inversión productiva.
El analista advierte que la situación se agrava por el freno en sectores que tradicionalmente impulsan la inversión, como la construcción, debido al recorte de subsidios a la vivienda, y el minero-energético, por las restricciones a la exploración. Adicionalmente, Herrera señaló que el déficit fiscal del país podría superar el 8,0% del PIB este año, lo que equivale a más de $120 billones de pesos. En este contexto, el experto cuestiona la sostenibilidad de financiar el consumo corriente con un endeudamiento creciente.
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