América Latina atraviesa una fase de aceleración sin precedentes en la construcción de centros de datos, impulsada por el despliegue de las redes 5G y la creciente adopción de la inteligencia artificial. Este auge en la infraestructura digital busca satisfacer la demanda de menor latencia y mayor soberanía de datos, atrayendo capitales masivos de gigantes tecnológicos que ven en la región un terreno fértil para descentralizar sus operaciones y acercar la capacidad de cómputo a los usuarios finales.
Según Forbes Centroamérica, Colombia cuenta con cerca de 32 centros de datos, de los cuales 23 están ubicados en Bogotá, con inversiones que acumulan los US$ 785 millones. En conectividad móvil, el país registró 102,5 millones de líneas en 2025 y más de seis millones de accesos a 5G, un incremento del 185,0% con respecto al año anterior.
A pesar del optimismo, el desarrollo de este ecosistema enfrenta desafíos regulatorios y energéticos significativos. Mientras países como Brasil y Chile han avanzado en la modernización de sus normativas de protección de datos y sostenibilidad, otras naciones de la región mantienen marcos legales desactualizados que podrían frenar el ritmo de las inversiones. La sostenibilidad energética se perfila como el próximo gran reto, dado el alto consumo eléctrico que requieren estas infraestructuras críticas para operar de manera continua y eficiente.
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