El sector arrocero colombiano atraviesa una profunda crisis estructural, generada por la sobreoferta histórica de la cosecha récord de 2024. Este excedente, sumado a un estancamiento de la productividad, generó un colapso de los precios internos durante el primer semestre de 2025, situándolos por debajo de los costos de producción.
La crisis de rentabilidad resultante afectó a toda la cadena de valor, desde los agricultores hasta la industria molinera, y desencadenó un paro nacional que forzó la intervención del Gobierno. Este escenario subraya la urgencia de una agenda enfocada en cerrar las brechas de productividad, adoptando tecnología y replicando los modelos de éxito de las zonas más eficientes del país.
La viabilidad a largo plazo del sector, pilar de la seguridad alimentaria y del sustento de miles de familias, depende de esta transformación estructural antes de la liberalización comercial total con Estados Unidos en 2030.
