Las proyecciones indican que la producción de carne de ave aumentará un 9,1 % al cierre del año, impulsada por un mayor encasetamiento (proceso de introducir pollitos recién nacidos en las instalaciones de la granja), mientras que el consumo per cápita alcanzará máximos históricos de 38,2 kilogramos de pollo y 365 unidades de huevo por persona, cifras que evidencian la capacidad de la industria para responder a los requerimientos nutricionales de la población.
Según La República, este dinamismo productivo se ha visto favorecido por un alivio parcial en los costos de los alimentos balanceados, donde el precio de la soya registró una caída internacional del 12,0 % y la torta de soya del 19,0 %, factores que ayudaron a compensar el alza del 7,0 % en la cotización del maíz. En términos de comercialización, el mercado presenta dos velocidades: el precio del pollo mayorista se valorizó cerca de un 7,0 % anual ubicándose en $13.271 por kilo, mientras que el huevo rojo tipo AA acumuló retrocesos del 4,8 % en el promedio acumulado a octubre de 2025, debido a la amplia oferta disponible derivada del aumento en las aves de postura.
En el frente de comercio exterior, las exportaciones de huevo experimentaron un crecimiento exponencial del 203,0 % entre enero y septiembre de 2025, con Cuba absorbiendo el 96,0% del volumen despachado. De cara al 2026, los retos del sector se centrarán en proteger la rentabilidad frente a la volatilidad de los insumos y en aprovechar nuevas oportunidades estratégicas, como la apertura del mercado estadounidense para ovoproductos industriales, lo cual permitirá diversificar los destinos de venta sin comprometer el abastecimiento interno.
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