El fenómeno de El Niño, un evento climático extremo, que recientemente finalizó, según el Gobierno, registró las temperaturas más altas y las menores precipitaciones en medio siglo. Con su fin, se abre la expectativa de una transición hacia el fenómeno de La Niña, prevista por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) para comenzar en los próximos meses. Este cambio trae consigo una probabilidad del 69% de manifestarse entre julio y septiembre, con la llegada de ciclones y una segunda temporada de lluvias.
Las repercusiones de El Niño fueron severas en varios sectores, especialmente en la agricultura. Según la Dirección de Investigaciones del Grupo Bancolombia, el sector agro sufrió pérdidas de hasta el 38%, con una disminución de la productividad del 24%, afectando principalmente cultivos de cereales, raíces, tubérculos, hortalizas y leguminosas, que representan el 25% del área cultivada a nivel nacional.
La ganadería de leche y la acuicultura también fueron impactadas, con reducciones en productividad del 5% y 15% respectivamente. El Ministerio de Agricultura reportó que más de 4.870 individuos del grupo piscícola y acuícola fueron afectados, y que 200.596 hectáreas sufrieron por déficit hídrico, mientras que 33.245 hectáreas fueron dañadas por heladas y 8.234 hectáreas por incendios.
El sistema eléctrico nacional también se vio comprometido, especialmente en Bogotá, donde se implementaron medidas de racionamiento de agua para apoyar la recuperación de los embalses. La generación de energía se apoyó más en plantas térmicas, más costosas, lo que elevó los precios de la energía.
El Niño también desencadenó incendios forestales que afectaron la calidad del aire en Bogotá y otras regiones. Además, las temperaturas alcanzaron máximos históricos, superando los 38°C en varias zonas del país.
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