- El diagrama de Nolan permite clasificar las posiciones políticas según el nivel de intervención estatal y la postura frente a los valores sociales.
- En Colombia, los partidos se agrupan mayoritariamente en los extremos, dejando prácticamente sin representación las posturas de centro.
- Esta configuración dificulta el consenso y alimenta la polarización en el debate político y económico.
El análisis tradicional del espectro político colombiano, a menudo reducido a una dicotomía simplista de izquierda y derecha, resulta insuficiente para capturar la complejidad de las fuerzas ideológicas que moldean la economía y la sociedad del país. Para superar esta limitación, surge el Gráfico de Nolan, un marco analítico bidimensional que ofrece una perspectiva más matizada. Los ejes del gráfico —libertad económica (de derecha/conservadora a izquierda/progresista) y libertad personal (de liberal a estatista/autoritaria)— proporcionan un mapa más preciso para ubicar a los actores políticos y sus propuestas.
El diagrama de Nolan es una herramienta gráfica que organiza las ideologías políticas según dos ejes. El primero va de izquierda a derecha y se refiere a posiciones sociales y culturales: en un extremo están las ideas progresistas (más abiertas al cambio social y a la ampliación de derechos) y en el otro, las ideas conservadoras (más apegadas a tradiciones y normas sociales estables). El segundo eje es vertical y mide el nivel de intervención del Estado en la economía: en la parte inferior están las posturas estatistas (que apoyan un rol activo del Estado en la regulación y redistribución económica), mientras que en la parte superior se ubican las ideas liberales (que prefieren dejar mayor espacio al mercado y limitar la intervención gubernamental).
Al cruzar estos dos ejes se generan cuatro cuadrantes posibles: progresista-estatista, conservador-estatista, progresista-liberal y conservador-liberal. Cada uno representa una forma distinta de entender el papel del Estado, la economía y la sociedad. En el centro, en teoría, se encontraría una postura equilibrada, que combina elementos de ambas dimensiones sin caer en extremos. Pero en la práctica colombiana, ese centro aparece prácticamente vacío.
Fuente: ORZA.
El cuadrante progresista-estatista: transformación social con intervención estatal
En la parte inferior izquierda del gráfico se agrupan partidos que combinan ideas progresistas en lo social con un fuerte énfasis en la intervención del Estado en lo económico. Aquí se ubican colectividades como el Pacto Histórico, Comunes, el Partido del Trabajo de Colombia (PTC), y agrupaciones indígenas y alternativas como Soy Porque Somos.
Estos partidos suelen defender políticas públicas orientadas a la equidad, la inclusión social y la protección de derechos, al tiempo que proponen reformas económicas estructurales como una mayor carga tributaria a los sectores de más ingresos, ampliación de subsidios, control estatal de servicios básicos y fortalecimiento de empresas públicas. Su visión parte del supuesto de que el mercado, por sí solo, no garantiza justicia social ni igualdad de oportunidades, y que el Estado debe intervenir activamente para corregir estas fallas.
El cuadrante conservador-estatista: orden social y Estado fuerte
En la parte inferior derecha se ubican partidos que combinan valores conservadores con una preferencia por un Estado presente en la economía. Aquí se agrupan el Partido Conservador, Colombia Justa Libres, MIRA y algunos movimientos cristianos.
Estos sectores promueven políticas sociales basadas en principios religiosos o tradicionales, con posturas más restrictivas frente a temas como el aborto, el matrimonio igualitario o la legalización de drogas. Al mismo tiempo, ven al Estado como un agente importante en la provisión de servicios, el mantenimiento del orden y el apoyo a ciertos sectores productivos. Aunque no necesariamente promueven redistribución radical, sí apoyan subsidios focalizados, intervención en sectores estratégicos y el fortalecimiento de instituciones públicas desde una lógica de autoridad.
El cuadrante conservador-liberal: libre mercado y valores tradicionales
El cuadrante superior derecho representa una combinación menos común en el caso colombiano, pero no ausente: partidos con ideas conservadoras en lo social, pero que favorecen una economía de libre mercado. En este espacio se encuentran movimientos como Cambio Radical, el Centro Democrático, el Nuevo Liberalismo y algunos sectores de partidos tradicionales.
Aquí la idea es que el Estado debe mantener el orden y promover ciertos valores tradicionales, pero limitar su participación directa en la economía. Prefieren la desregulación de mercados, incentivos al sector privado, reducción de impuestos y alianzas público-privadas como mecanismos para mejorar la eficiencia en la provisión de bienes y servicios. En general, se promueve la iniciativa empresarial, pero con restricciones en temas sociales donde se percibe que los cambios pueden desestabilizar el orden existente.
El cuadrante progresista-liberal: derechos ampliados y economía abierta
En la parte superior izquierda se ubican las posturas progresistas que además defienden una economía liberal. Es una combinación más frecuente en democracias desarrolladas, especialmente entre partidos verdes, social-liberales o movimientos libertarios de izquierda. En Colombia, aunque es el cuadrante donde menos partidos se posicionan explícita y claramente, sectores como el Partido Verde, Alianza Social Independiente y Dignidad y Compromiso se acercan a las características de este espacio en el espectro político.
Estas propuestas defienden la ampliación de derechos individuales, libertades civiles, igualdad de género y diversidad, al mismo tiempo que promueven menos intervención estatal en la economía. Apoyan la economía creativa, la innovación tecnológica, el emprendimiento y la competencia como motores de progreso, y suelen desconfiar tanto del autoritarismo moral como del clientelismo estatal.
¿Y el centro?
En teoría, el centro estaría ocupado por propuestas que buscan equilibrio: una combinación moderada entre libertad y regulación, entre tradición y apertura, entre Estado y mercado. Sería el espacio ideal para políticas basadas en evidencia, acuerdos transversales y soluciones pragmáticas. Sin embargo, en el gráfico de Nolan adaptado a Colombia, ese centro pareciese desierto.
Esto puede explicarse por varios factores. En primer lugar, los partidos que han intentado ocupar el centro, como el Partido Verde o Alianza Social Independiente, han terminado inclinándose hacia una de las diagonales, generalmente la progresista. En segundo lugar, el sistema político tiende a privilegiar posiciones más definidas, que generen identidad de grupo y movilización electoral. Hablar desde el centro puede percibirse como indecisión o falta de carácter, cuando en realidad podría implicar un esfuerzo de síntesis y equilibrio.
También es importante considerar que en Colombia las etiquetas políticas no siempre se corresponden con programas claros. Muchos partidos actúan como coaliciones diversas, donde conviven posturas muy distintas. Otros adoptan discursos ambiguos para ampliar su base electoral, sin definir claramente su lugar en el espectro. Esto dificulta aún más la consolidación de un centro programático estable.
La ausencia de partidos o movimientos consolidados en el centro tiene implicaciones en la profundidad de dificultades para la formación de consensos amplios, necesarios para reformas estructurales y en la polarización del debate público, al reforzar las visiones que enfrentan al “otro” como enemigo más que como interlocutor. Además, limita la representación de sectores ciudadanos y jurídicos que no se sienten plenamente identificados con los extremos. Mientras ese centro siga vacío, Colombia continuará debatiéndose entre propuestas que, aunque opuestas, coinciden en excluir la moderación como opción.