La Alianza del Pacífico constituida por iniciativa de Colombia, México, Perú y Chile aspira a convertirse en el mecanismo de integración más dinámico de América Latina y en el principal motor económico de la región en su apertura hacia el Asia Pacífico.
Foto: www.sxc.hu (Autor: barun patro)
El nuevo bloque de integración latinoamericano, la Alianza del Pacífico (AP, México, Chile, Perú y Colombia) selló el gran acuerdo respecto de la globalización y el libre mercado en la VIII Cumbre de Mandatarios en Cartagena (10-02-2014) con la firma de un acuerdo que elimina los aranceles en un 92% de los bienes y servicios que se comercializan en los cuatro países. El 8% restante (productos agropecuarios) que son los más sensibles tienen una desgravación gradual de hasta 17 años en fríjol, cebolla, maíz y banano, así como la flexibilización de las reglas de origen y las normas técnicas para el intercambio de productos. Se consolida una “integración profunda” de un bloque económico homogéneo por sus políticas internas que incluye la eliminación de visas (movilidad de personas), la integración del MILA (movilidad de capitales) y movilidad académica con el otorgamiento de becas. El presidente chileno Sebastián Piñera destacó: “en los países es fuerte el compromiso con la democracia, con el estado de derecho, con el respeto a la propiedad privada y a la economía social de mercado”.
A través de este acuerdo, Colombia espera incentivar el crecimiento económico en un 0,7%, la inversión en 1,4%, las exportaciones 0,9%, la creación de 44.000 nuevos empleos, impulsar el turismo y aprovechar los intercambios académicos.
En cifras, su importancia es evidente. Representa el 36% del PIB de América Latina,es la octava economía del mundo, realiza el 50% del comercio de la región y sus exportaciones superan los 550.000 millones de dólares, siendo la quinta población más grande del planeta (216 millones de personas). Su PIB combinado supera los $2 billones de dólares, cercano al Brasil, crecimiento del 4,5% y desempleo del 7%.
Por otro lado, en el caso colombiano hay que tener en cuenta que la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) considera que la negociación será lesiva para el sector y que la competencia a la que se expondrán productos sensibles, como el maíz, carnes de res y cerdo y lácteos, entre otros, los afectará negativamente, con grandes consecuencias para el empleo. Por esto, la SAC se marginó del proceso de negociación y le retiró todo su apoyo, advirtiendo que el único responsable de lo que suceda es el Gobierno.
De la negociación comercial, las autoridades colombianas destacan que se ha logrado lo que se conoce como acumulación de origen (considerar nacionales los insumos y materias primas de cualquiera de los cuatro países), lo que aumentará la competitividad internacional de los productos finales y su penetración en terceros mercados.
Junto con lo anterior, está la decisión del bloque de concretar y avanzar en los encadenamientos productivos, es decir, que diferentes etapas de fabricación de un producto puedan realizarse en distintos países de la AP para aprovechar no solo sus fortalezas individuales, sino los acuerdos comerciales firmados por cada socio que cumpla el origen definido en cada acuerdo.
Por supuesto, siempre en la mira del grupo regional está conseguir una mayor penetración en los ricos mercados de Asia Pacífico, en los cuales el mayor rezago lo registra Colombia, que apenas cuenta con un acuerdo comercial negociado, sin vigencia aún, con Corea, y en proceso de negociación con Japón.
La nueva cara de Latinoamérica ha sido un factor importante para proyectarnos al exterior. La región ya no es el rostro de las crisis económicas recurrentes, ni fuente de inestabilidad política.Al contrario, hoy es sinónimo de dinamismo económico: con 600 millones de habitantes, la quinta parte de las reservas mundiales de petróleo, una gran riqueza étnico-cultural y una vasta biodiversidad. América Latina ha tenido un crecimiento económico por encima del promedio mundial en los últimos años.