En el acumulado al tercer trimestre de 2022, el PIB del cultivo permanente de café descendió en 13%. En el caso de la producción, el descenso fue del 9,7%, lo que a su vez llevó que el índice de ventas reales de trilla de café cayera en un 4,7%. Por su parte, la superficie sembrada muestra estabilidad, pero no así su productividad, que se vio afectada tanto por el impacto de las lluvias como por la deficiencia en la fertilización ante el alto costo de estos agroinsumos. A lo anterior se suman factores como la escasez de recolectores y el daño que el invierno ha ocasionado en diferentes vías del país. En el contexto internacional se evidenció a octubre de 2022, un descenso del 6% en el volumen exportado y un incremento del 19% en su valor, explicado por el efecto de la tasa de cambio, acción que terminó por impulsar al alza los precios internos y externos del café.
Sin embargo, los altos precios del café no se traducen en un mayor beneficio para los caficultores del país, dado que estos responden en gran medida al incremento en los costos de producción como lo es la mano de obra, que ante su escasez, ha incrementado su valor y al alza en el precio de los fertilizantes.