La caída en las compras internacionales de carbón ha impactado la producción colombiana, generando una desaceleración en la producción del 16,9% entre enero y septiembre de 2023. Este declive se da por la reducción de la demanda y el represamiento de inventarios.
El descenso en la demanda internacional del carbón se vincula con el compromiso de las economías europeas de migrar hacia sistemas con menores emisiones de carbono, planteando un desafío para la economía colombiana, donde el carbón es la segunda fuente de ingresos en divisas. A pesar de su importancia, el gobierno colombiano busca la reindustrialización y una transición energética exitosa, aunque sin la intención de prolongar indefinidamente la producción de este mineral.